Los seres humanos somos los grandes mamíferos más numerosos de la Tierra. El número de seres humanos es ahora mismo de entre 7 mil 500 y 7 mil 600 millones .

¿Puede soportarlo la Tierra de forma indefinida? ¿Qué pasará si no hacemos nada para gestionar el futuro crecimiento demográfico y el uso de los recursos que implica?

El matemático Andrew D. Hwang, del College of the Holy Cross, se hace estas preguntas, complejas y urgentes, en la revista The Conversation, y señala que están relacionadas con la ecología, la política y la ética.

¿Qué puede ocurrir y cuál será la huella ecológica de nuestra especie?, se pregunta Hwang, y responde con ayuda de las matemáticas. A fin de siglo la población se estabilizará entre los diez y 12 mil millones de habitantes.

Matemáticas demográficas.

En un escenario de recursos naturales ilimitados, el volumen de la población crece de forma exponencial, este crecimiento exponencial suele comenzar despacio y aumenta progresivamente hasta que, en un momento determinado, se dispara.

En las poblaciones reales, el tiempo de duplicación es variable. Los humanos llegamos a los mil millones alrededor de 1800, con un tiempo de duplicación de unos 300 años; pero 127 años después, en 1927, nos duplicamos hasta ser dos mil millones; y llegamos a los cuatro mil millones en 1974, con un tiempo de duplicación de 47 años.

Mirando al futuro, se prevé que en 2023 la población mundial alcance los ocho mil millones, con lo que el tiempo de duplicación será de 49 años, y salvo imprevistos, se espera que en 2100 la población del planeta se estabilice entre los diez y 12 mil millones de habitantes.

Esta estabilización sería el síntoma de una dura realidad biológica: la capacidad de carga de la Tierra está restringiendo la población humana: la población que muere de forma prematura, por inanición y por enfermedades, compensa la tasa de natalidad.

Consecuencias ecológicas

Los seres humanos consumimos y contaminamos recursos (los acuíferos, los casquetes polares, los suelos fértiles, los bosques, la pesca y los océanos) acumulados a lo largo del tiempo geológico durante decenas de miles de años.

Los países ricos consumen de forma desproporcionada con respecto a su población y también de forma inequitativa en relación a los países menos desarrollados.

Según el centro de estudios ambientales Worldwatch Institute, la Tierra, en una distribución equitativa, tiene 1.9 hectáreas de terreno por persona para cultivar alimentos, para fabricar tejidos para ropa, para suministrar madera y para absorber residuos. Un estadunidense utiliza en promedio alrededor de 9.7 hectáreas para ello.

¿Es el control natal parte de la solución?

Estos datos, por sí solos, sugieren que, con un nivel de vida como el estadunidense, la Tierra solo podría soportar una quinta parte de la población actual, unos mil 500 millones de personas. El agua es vital. Biológicamente, un ser humano adulto necesita menos de cuatro litros de agua al día.

En 2010, EU utilizó más de 4 mil litros diarios por persona, en total casi un billón 344 mil millones de litros de agua al día. La mitad se utilizó para generar electricidad, un tercio para el riego, y aproximadamente una décima parte para uso doméstico: inodoros, lavar la ropa y los platos, y regar el césped.

Si los 7 mil 500 millones de habitantes del planeta consumieran agua como los estadunidenses, el uso mundial superaría los 10 mil kilómetros cúbicos al año, cuando el suministro mundial total (lagos de agua dulce y ríos) es de unos 91 mil kilómetros cúbicos.

Las cifras de la Organización Mundial de la Salud dicen que 2 mil 100 millones de personas carecen de acceso directo al agua potable y 4 mil 500 millones no disponen de drenaje y saneamiento seguro. Incluso en países industrializados, las fuentes de agua pueden estar contaminadas con agentes patógenos, restos de fertilizantes e insecticidas, metales pesados y residuos de hidrofracturación.

Libertad de elección Aunque es imposible predecir el futuro de la especie humana, los hechos son incuestionables. El agua y la comida son necesidades básicas. Duplicar la producción de comida aplazaría los problemas de natalidad actuales durante unas décadas.

La Tierra soporta el nivel de vida actual porque estamos utilizando una sobregirada “cuenta de ahorros” de los recursos no renovables, que incluyen las capas fértiles de la tierra, el agua potable, la pesca y el petróleo. La reproducción es una aspiración de las parejas y de las sociedades.

¿Cómo transformaremos el preciado mantra de “creced y multiplicaos” en tan sólo una generación? ¿Qué pasará si se mantienen las tasas de natalidad actuales? La población se mantiene constante si cada mujer tiene dos hijos y estos llegan a la edad de reproducción.

En la actualidad, en los países en vías de desarrollo las parejas tienen de tres a seis hijos.

Cambiar la idea de “creced y multiplicaos” en una generación

No podemos crear los recursos naturales. Sin embargo, sí podemos decidir cuántos hijos tener. Mejorar los derechos, la educación y el empoderamiento de las mujeres, por lo general, lleva a unas tasas de natalidad más bajas.

Como matemático, creo que reducir las tasas de natalidad de forma considerable mejorará el nivel de vida de todos. Como ciudadano, considero que mejorar nuestra relación con el entorno y promover familias más pequeñas es la única esperanza de la humanidad.