Niños brujos de África

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Por ABC

Los torturan, los echan de casa e incluso sus propios padres los asesinan. Cada vez más niños africanos son acusados de brujería, de provocar desgracias por el solo hecho de existir. Unicef y Save the Children han dado la voz de alarma

Primero se rompió la nevera; después me enfermé y el médico no supo qué me pasaba. Entonces se estropeó la picadora de carne, sufrí un accidente de coche y me di cuenta de que en casa desaparecía dinero. Fue ahí cuando supe lo que pasaba. Mis hijos son brujos».

La conclusión de Kalumbu puede resultar peregrina. Esta madre congoleña, sin embargo, no precisó reunir más pruebas para convencerse de que sus hijos, de 8 y 10 años, estaban poseídos por espíritus malignos. Se los llevó a un pastor pentecostal de Kinsasa y allí confirmó sus temores. Sí -le dijo el religioso-. Son enfants sorciers. Es decir, niños brujos. Y así, Kalumbu los abandonó, para siempre, en las calles de una urbe de ocho millones de habitantes por la que deambulan 50.000 niños; una tercera parte de los cuales, según Médicos del Mundo, fueron expulsados de sus casas por ser niños brujos.

Miles de menores sufren idéntico destino en Nigeria, Gambia, Togo, Benín, Camerún, Sudáfrica, Angola, Ghana, Kenia, Sierra Leona, Tanzania… Países de fuerte tradición animista -a todos los problemas se les atribuye un origen espiritualv donde el brujo, el poseído, es el paradigma de la maldad y causa de todas las desgracias.

No hay figura más odiada y temida. Tanto que al acusado de brujería se le puede repudiar, torturar en truculentos y prolongados exorcismos -con reclusión, privación de alimentos o consumo de sustancias peligrosas- e incluso asesinar; muchas veces a manos de sus propios padres o familiares, como está ocurriendo de forma creciente con miles de niños africanos, según organizaciones como Unicef, Acnur, Save the Children o Human Rights Watch.

Élysée tiene 12 años y vive en un centro para niños de la calle. Cuando su madre murió, fue entregada a su tía, que la acusó de brujería para librarse de ella. La llevó a una iglesia donde, a modo de exorcismo, fue torturada con una plancha

Hoy en día, la mitad de los africanos son niños, el 20 por ciento de los cuales, advierte Children International, presenta problemas de desarrollo físico producto de la desnutrición o trastornos como megaloencefalia, vientres inflamados, tuberculosis, autismo, síndrome de Down, albinismo, epilepsia…, ‘maldiciones’ que empujan a muchas familias a deshacerse de ellos. Acusarlos de ser niños brujos es la justificación perfecta.