“¿Llegaremos algún día a aceptar distintas maneras de ser mujer u hombre que no incluyan la sexuación como un dato esencial de esa identidad?”, preguntaba la antropóloga mexicana Marta Lamas hace ya casi 10 años, cuando publicó un artículo sobre lo que ella llamó “el fenómeno trans”. Si tomamos en cuenta que en junio de este año la Organización Mundial de la Salud retiró la “incongruencia de género” de su lista de desórdenes mentales, podemos decir que la respuesta es un rotundo “sí”, pero discusiones como la suscitada entre Miss Colombia, Valeria Morales, y Miss España, Ángela Ponce, en torno a quién sí y quién no puede concursar en Miss Universo, nos hacen dudar.

“Creo que un reinado de belleza, como es Miss Universo, es para mujeres que nacimos mujeres”, declaró Miss Colombia para expresar su rechazo a que la española Ángela Ponce participe en el certamen por su condición de mujer trans; esto trajo consigo un fuerte debate en la opinión pública sobre lo que significa ser mujer. La directora del concurso en México, Lupita Jones, avivó la discusión al declarar que no considera tener “nada en común con un transgénero”, lo cual días más tarde fue retomado por una transexual de nombre Itzel Aidana Ávila, quien en un video difundido en redes sociales calificó de transfóbicos los comentarios de Jones, para luego quitarse la vida. Pese a lo ocurrido, la ex Miss Universo mexicana dijo que no puede ser “responsable de las decisiones de terceras personas respecto a su vida”, pues ésta “no es fácil para nadie”.

Doctora en filosofía de la ciencia, mujer trans, Siobhan Guerrero señala que la reciente polémica alrededor del certamen la coloca en una encrucijada, pues por un lado subraya que en Miss Universo “hay un tratamiento de las mujeres como cuerpos a ser mirados, un tratamiento vouyerista del cuerpo y de la belleza femenina como algo a ser consumido y vendido en los medios masivos de comunicación”, pero por otra parte considera que negarle el derecho de competir a las mujeres trans “perpetúa una visión cis-sexista de quién es una mujer —cisgénero es aquella persona cuya identidad de género coincide con su sexo de nacimiento—, y además lanza el mensaje de que está bien discriminar a las mujeres trans y que somos de alguna forma mujeres de segunda clase”.

Sobre las críticas que ha levantado la participación de Miss España en el concurso entre ciertos sectores de la sociedad —aquellos que consideran que ser mujer depende del sexo de nacimiento—, la economista y youtuber mujer trans Ophelia Pastrana dijo en su videoblog, Roja, que el certamen ya es lo suficientemente misógino como para reducir el ser mujer a los genitales de una persona. “Es un poco rudo pensar que de cierto modo Miss Universo es este gran certamen de belleza de útero”, dijo luego de ironizar en Twitter que la competencia entonces sería por “la vulva en tacones más bonita del mundo”. La videoblogger señaló además que es ridículo pensar que cualquier hombre puede desear y llegar a ser mujer transgénero y subrayó que “decir que cualquier hombre puede entrar a las competencias femeniles y ganar tiene un punto súper misógino; asumir que un hombre siempre le gana a una mujer es misógino”.

Los comentarios transfóbicos contra Miss España vertidos en redes sociales reflejan para Siobhan Guerrero “la penetración cultural de la nueva derecha antiderechos y de este discurso de que los estudios de género son ideológicos; lo ves sobre todo en los foros de internet en la manera en la que hablan de las personas trans con posiciones que incitan al odio, que nos descalifican, que nos califican de personas enfermas”. La académica considera también que “estas opiniones son sintomáticas no solo de una transfobia que está muy atrincherada en la sociedad, sino de una transfobia de nueva generación que de alguna manera es el resultado del avance de la nueva derecha antiderechos”.

Pese a la ola de críticas y cuestionamientos a las identidades trans, Siobhan Guerrero considera que la polémica les ha puesto “en el centro de la mirada pública y en una discusión acerca de la importancia de incluir a las personas trans, aunque yo hubiera preferido que no fuera a través de un espacio tan sexista como lo es Miss Universo”. A modo de balance, Guerrero apunta que si bien el certamen es “un programa inaceptable, sí defendería el derecho de las mujeres trans de estar allí mientras éste exista, pero creo que la lucha a largo plazo, y esto sí quiero enfatizarlo, no debe ser la lucha por ser parte de una estructura patriarcal, sino por demolerla”.