¿La generación tecno confía en la tecnología?

Por La Vanguardia

La generación de adolescentes es la primera en la historia de la humanidad que ha nacido y crecido en un entorno completamente tecnológico, explica Jeremy Buckle, director de YoMo, la sección joven del Mobile World Congress. “Todos los adultos hemos crecido sin tecnología, recordamos bien nuestro primer móvil, y la hemos ido incorporando con cierta cautela, con respeto”, indica, “pero los jóvenes, que siempre han estado expuestos a ella, confían en ella y esa carencia de prudencia es bueno y malo”, observa Buckle.

Los peligros que entraña el uso de la tecnología como la falta de privacidad es la parte negativa, que debe combatirse con la educación en el pensamiento crítico. Pero eso no debe llevarnos, a su juicio, a ocultar los “enormes” avances científicos y sociológicos que puede comportar. Incluso en terrenos como la igualdad de género.

Una doble cualidad

Los jóvenes deben conocer su potencial para cambiar el mundo y sus peligros

“La tecnología te permite conocer muchas perspectivas y visiones, distintas a las que tu entorno social te proporciona, te abre la mente. Las generaciones de jóvenes ya no pensarán como sus padres o maestros porque encontrarán otras opiniones, otros marcos mentales, otras culturas. Eso propicia cambios favorables hacia la tolerancia y la diversidad”. La reclamación de los derechos de las mujeres en el mundo o la lucha contra el cambio climático serían ejemplos de estas transformaciones, construidas colectivamente, al margen de la herencia cultural de cada lugar.

Buckle cree que al mismo tiempo que dejamos muchos desafíos para las nuevas generaciones, como el cambio climático, también les regalamos una herramienta muy potente que bien usada puede ayudar a resolver esos retos. La creencia de que la generación joven hará frente a peligros tales como el del clima debe sustentarse, en opinión del director de YoMo, en la educación. “Los jóvenes están rabiosos, frustrados por el mundo que les dejamos. En mi opinión, hay que darles conocimientos Steam (ciencias, tecnología, matemáticas y arte), enseñar algo de lenguaje computacional, fomentar el análisis crítico, potenciar su talento creativo y darles confianza en sus acciones”.

El director del salón joven del MWC de Barcelona sostiene firmemente que aquel joven que no esté familiarizado con la tecnología quedará excluido de la sociedad.

Cambios sociales

Los adolescentes ya no pensarán como sus padres porque crecerán en un mundo plural

YoMo ha preguntado a una reducida muestra de dos centenares de jóvenes españoles (de 8 a 16 años) su grado de confianza sobre la tecnología y ha extraído unos flashes de información interesantes como el hecho de que confiarían en una sala de operaciones aunque sólo hubiera un robot realizando una cirugía o que se implantarían un chip para ser más inteligentes.

Se calcula que una minoría de jóvenes (10.000 en el mundo) cuentan con implantaciones subdérmicas que les hace la vida más cómoda (una usuaria de Tesla 3 se implantó una llave electrónica para abrir su coche, por ejemplo) pero el transhumanismo va a ir creciendo al tiempo que se ampliará la aceptación juvenil, que va en línea con el mismo consentimiento con el que los adultos aceptan las prótesis de rodilla, los marcapasos, los audífonos o los implantes dentales o de la misma forma que unos aceptarían una memoria externa para combatir los olvidos y, otros, el DNI o la T-Jove para no olvidarlos en casa.

El aspecto de la privacidad es el que Buckle insiste en trabajar con los niños y adolescentes en las familias y en las escuelas con el apoyo de las administraciones. Todos los estudiantes saben de los peligros de compartir los datos. Lo saben, en la teoría. No obstante, algunos estudios sobre el uso de tecnología indican que no temen compartir el correo electrónico, el móvil o datos personales como sexo, edad, o lugar de residencia. Por no hablar de la configuración de las opciones de seguridad o privacidad de las redes sociales que dejan el contenido al descubierto.

Según esta encuesta, realizada por encargo a la empresa Kantar, casi la mitad de los jóvenes entre 8 y 16 años estaría dispuesto a ceder sus datos personales para conocer a su ídolo favorito, sobre todo las niñas más mayores (de 13 a 16 años). Esa vulnerabilidad va a requerir de la protección, según Buckle, de los gobiernos, las empresas, las asociaciones, las escuelas, las familias…