LA COLUMNA DE FERNANDA

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* Educación y prevención solución contra VIH/SIDA

Por Fernanda Treviño

¡Hola! En la edición anterior, hablamos de temas de salud, enfocando la información en el SIDA ( Síndrome de Inmunodeficiencia Deficiencia Adquirida).

Estadísticas y estudios, realizados por ONUSIDA, CONASIDA, CENSIDA y sector salud de nuestro país, los cuales hacen lo propio sobre el tema que nos ocupa, estos organismos, mantienen una comunicación estrecha tratando de obtener mejores resultados en cuanto a información para la prevención, lucha y erradicación del virus.

El VIH SIDA es una enfermedad crónico causada por un virus que ataca al sistema inmunológico y puede permanecer sin síntomas entre 5 a 10 años, lo cual favorece que las personas no se den cuenta que están infectadas y no acuden a servicios médicos.

Si se logrará detectar la mayoría de las personas infectadas, se estima que actualmente son alrededor de 180 mil en todo el país, y se les diera tratamiento a la mayoría, pondría detenerse la transmisión del VIH, tal vez en todo el mundo.

De estos 180 mil adultos y niños que viven con el virus y SIDA, el 95 por ciento son resultado de relaciones sexuales SIN “protección” 2.9 % se produjeron por vía sanguínea y el 2.0 por ciento por transmisión perinatal.

Desde que se descubrió esta enfermedad en la década de los 80’s el VIH/ SIDA ha cobrado la vida de casi la mitad de los infectados. Aunque las cifras de muerte han disminuido en los últimos años en un 30 por ciento, los contagios continúan y siguen presentándose casos a diario, sobre todo en la población joven.

Hasta el día de hoy en nuestro país tenemos un promedio de 9 mil casos nuevos de VIH por año. Hay 2 de cada 1,000 habitantes de 15 a 45 años infectados y la población más específica siguen siendo hombres que sostienen relaciones sexuales con otros hombres, drogadictos y trabajadores sexuales (hombres y mujeres) en ellos existe una prevalencia de afectación de 60 a 90 veces más que la población general.

El VIH, causante del SIDA afecta a personas de todas las edades, razas, credos, niveles socioeconómicos y elección sexual.

Tan destructivas, como la misma enfermedad es la falta de información y los conceptos erróneos.

La exclusión social a causa del SIDA se expresa de múltiples maneras, algunas muy sutiles y otras demasiado evidentes para dejar de verlas. Pero todas las formas de exclusión social coinciden en un hecho que, aunque se conoce, es inadmisible para cualquier sociedad o país democrático: la violación de los derechos humanos esenciales de las personas que viven o padecen la enfermedad, consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos suscritos y ratificados por la inmensa mayoría de los países del mundo (el derecho a la vida, a la salud, a la igualdad, al trabajo y a la educación)

Mientras la discriminación, la estigmatización y la violación de los derechos humanos continúen, la idea de que los infectados forman parte de grupos especiales no dejará de existir, y la percepción de riesgo de quien no se considere parte de estos grupos será nula o casi nula, aumentando la posibilidad de que se infecte. Por su parte, los afectados se alejarán cada vez más de las medidas de prevención que se adopten y se volverán cada vez remisos a acudir a los sitios donde se les puede brindar ayuda, pues tendrán miedo de ser identificados y de padecer en carne propia discriminación o violación de sus derechos.

Aunque el SIDA es un problema de la incumbencia del sector salud, en la medida que se manifiesta como una problemática  social diversa que se agrava por problemas de subdesarrollo, desempleo, pobreza y analfabetismo, se vuelve también  en un problema que requiere la intervención del conjunto de las instituciones responsables de la política de los Estados.

Pero como este tema, ha sido controversial en todo el mundo, y en México aún más, la ignorancia hacia las causas de la enfermedad provocan miedo el cual es causante del aislamiento al que se somete al infectado desde que se descubre “cero positivo” y como es común en nuestra sociedad: buscamos un chivo expiatorio, a pesar de que hoy por hoy prácticamente todo el mundo sabe qué es el SIDA, cuáles son sus consecuencias y cómo se contrae.

Sin embargo, este conocimiento no alcanza para frenar el avance de la enfermedad, ya que la gente sigue manteniendo conductas riesgosas como si fueran invulnerables. La pregunta que surge es inevitable: si se sabe tanto sobre esta enfermedad, ¿por qué no se puede con ella desde lo preventivo?

Los expertos coinciden que la educación y la prevención son herramientas fundamentales para combatir el mal y que las campañas oficiales resultan, hasta aquí, incompletas escasas y poco efectivas. Aseguran que las actividades de educación deben ir más allá de una simple publicidad televisiva: deben estar destinadas a cada tipo de público, con lenguajes y códigos particulares. Además, se requieren campañas en escuelas y trabajos personalizados.

No se trata de diseminar miedo, sino de enseñar a protegerse por respeto a la vida, si cada uno de nosotros en nuestro propio comportamiento y hablando siempre con nuestros hijos sobre los grandes riesgos que conlleva sostener relaciones sexuales sin protección, tal vez de esta forma no frenes el crecimiento de la población contagiada en el mundo, pero si vas a sembrar en los que más quieres una pizca de responsabilidad con el compromiso más importante: preservar su vida y respetar la de los demás.

¡Ciao!