Columna Camina Conmigo

En pleno Siglo XXI y todavía tenemos como tabú, el hablar de sexo (como relaciones genitales), aunque se da más en mujeres que en hombres, porque los segundos tienden a hablarlo más libremente que las primeras; y esto se da por la educación patriarcal y con ello, la visión de la gente cuando una mujer habla o vive libremente su sexualidad.

Y es que hablar de sexo es hablar de algo escondido, algo que no se debe mencionar, porque ¿qué dirá la gente? En conferencias que doy no sólo en México, sino en América en general, cuando pregunto ¿cuántas de ustedes se masturban? Veo pocas manos levantadas, porque eso está mal ante la sociedad, la mujer que se masturba es una mujer “mala”, “pecadora”, “libidinosa”, etcétera, una mujer que no tiene el derecho de conocerse, y saber qué le causa placer.

Una de las cinco necesidades fisiológicas que tenemos es el sexo, y éste no tiene que ver con hacerlo con otro u otra, sino en tener satisfacción sexual con uno mismo, es decir, masturbarse, que es igual a conocerse; además, lo hacemos desde el vientre de la madre, por qué, porque es una necesidad fisiológica.

Y es que el narcisismo es la creencia que todo y todas están hechos para estar alrededor de mí, es decir, las personas siguen, hacen o dicen lo que yo digo, y si no lo hacen entonces tendremos problemas, y si entendemos esto, el mundo está lleno de narcisistas que deciden qué está bien y por qué está bien, y muchos los siguen porque no pueden tener su propio criterio.

El sexo genital no es sólo rico, sino que tiene muchos beneficios para la salud, pues es energizante, liberador, lleno de neurotransmisores positivos, nos da alegría, gozo, placer y muchas emociones que hacen que tengamos descargas de energías riquísimas, no sólo para uno, sino para el entorno, un hombre o una mujer que tiene buen sexo, por lo regular está alegre y contagia su alegría en el entorno donde se desenvuelve.

Pero ¿por qué temer hablar de él? Simple, la gente lo ha convertido en un tabú, en algo sucio, en algo a veces feo y deshonroso, cuando en realidad es limpio, hermoso y con mucha honra.

Casi todas, si no es que todas las ideas de tener sexo genital como malas provienen de la iglesia cristiana (sépase que todo aquel que profese a Cristo es cristiano); al grado que se llegó a decir que las mujeres tenían al diablo entre las piernas, que si te masturbabas te quedabas ciego o te salían pelos en la mano, y muchas barbaridades de esas.

Los que más lo sufren son los adultos, y, sobre todo, las mujeres. Pocas son las que gritan, gimen y se contonean sin problema alguna en su casa y con sus hijos en sus habitaciones, muchas se tragan el gemido, el grito, y si se trata de hacer ruidos, el hombre no los hace porque es bien macho (muchos claro, otros si gemimos riquísimo).

Me acuerdo de mi amado hermano Max Rojas, uno de los mejores sexólogos del país (si no es que es el mejor, al menos para mí) diciendo: “Hermanito (hablando de mí) no quiere decir eso etimológicamente, pero lo diré ¿significado de promiscuo? Dícese de la persona que coge más que yo”; aunque la etimología correcta es “En favor de mezclarse o mezclar hacia adelante” es una palabra latina con un prefijo “Pro” que quiere decir: “Hacia adelante o en favor de” y la raíz del verbo latino miscere que significa “Mezclar”.

Aunque parece chistosa el significado de Max, no está fuera de la realidad, llamamos promiscuo/a, a la persona que, efectivamente, tiene más vida sexual con otras personas que yo, no sé si por envidia, por coraje, o por religiosidad, pero es una verdad tangible, si el otro coge más que yo, con más personas, lo vemos como un promiscuo y lo estigmatizamos.

Hablar de sexo no debería ser causal de miedo, deberíamos hablar de él sin tapujos y sin miedo, olvidando los prejuicios y aceptando la visión de otros, pero deberíamos hablar de él, en cualquier parte, a cualquier hora, y en cualquier lugar, pero para esto se necesita mucha madurez y conocimiento no sólo práctico, sino teórico, para hablar de él limpiamente y sin miedo

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Por lo demás camina conmigo, te aseguro que el sexo será un tema fenomenal, aprenderemos juntos y juntas y sin miedo al tema.  Hasta la próxima.

Hablar de sexo… ¿qué miedo?