Estrenarán obra teatral “La panadería”

217

La Compañía Nacional de Teatro estrenará La panadería, laboratorio actoral inspirado en Der Brotladen, obra inconclusa y poco explorada de Bertolt Brecht, adaptado y dirigido por Octavio Michel, director residente de la Compañía.

La panadería une al actor y al técnico teatral en un mismo elenco, de modo que el teatro es el personaje que cobra vida a partir de todos y cada uno de los elementos que lo componen, incluido el público.

El montaje que se presentará del 31 de marzo al 30 de abril en la Sala Héctor Mendoza plantea la acción alrededor de la panadería de una calle de barrio en una ciudad cualquiera, donde la crisis económica ha desatado una oleada de desempleo generalizado que provoca una lucha encarnizada por comer y por el poco capital corriente.

Los contendientes son a la vez víctimas y cómplices de un capitalismo salvaje, voraz y despiadado cada vez más cotidiano y sofocante. ¿Ficción o realidad? Esta situación bien podría ser la de la panadería de la calle de cualquiera de nosotros, hoy en día.

Brecht (Alemania 1898-1956),  autor  de obras como Madre Coraje y sus hijos, El señor Puntila y su criado Matti, La vida de Galilei, El círculo de tiza caucasiano y El alma buena de Sezuán, entre muchas más, plantea con claridad en La panadería la dialéctica característica de sus textos en cada acción que ejecuta un personaje sobre otro en grados de poder piramidal, desde la industria, la banca, la empresa inmobiliaria y el dueño de la panadería, hasta los que no tienen trabajo, con una estética del poder, a través de la producción y el servicio, puesto en el oficio de los personajes que cuentan la historia.

Esta obra integra pocas escenas no consecutivas que construyen un universo narrativo abiertamente épico en la concepción brechtiana. Sus personajes describen la situación que representan, como si se tratara de aquellos carteles explicativos que el dramaturgo, poeta y director teatral ponía en escena para generar la distancia o el extrañamiento con su teatro.

Brecht, quien retomó la necesidad de un teatro didáctico y épico, se propuso sustraer la emotividad y la identificación de lo representado para generar la reflexión en torno a la situación que se expone en escena, y desarrollar así el conflicto entre seres humanos complejos, como sus personajes: confusos, llenos de convicciones, capaces de discurrir ante una situación que los afecte frente a otros y de hacer un propio juicio que aparentemente los haga salir triunfantes del problema.