El momento en el que tienes que cerrar las heridas de un mal amor

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El momento en el que tienes que cerrar las heridas de un mal amor

Qué fácil se escribe eso de soltar el pasado, ¿no? Despedirse de algo que era parte de tu vida, que lo mismo te dio las alegrías más bonitas, que llantos inolvidables. Y es que duele, duele la costumbre, el alma y hasta el ego, ¿cómo aceptas que te equivocaste? En el momento en el que tienes que cerrar las heridas de un mal amor, es cuando te conoces de verdad.

De lo peor que puede pasar es que ¨El hubiera¨, se apodere de tus emociones. Todo aquello que crees pudiste haber evitado, que tal vez la ruptura no era la mejor opción y hasta entras en una etapa de culpa. ¿Cómo le haces para darte la oportunidad de sanar? De permitir que la herida empiece a cerrar y dejar ir a esa pareja.

Los recuerdos duelen y hay algo cierto, el tiempo no regresa y si pasó, ya pasó, no hay más. No se trata de bloquear los pensamientos, de hacer como si no ocurrió, de fingir sonrisas y esconder las lágrimas. Porque tarde o temprano te van a alcanzar, hasta que te detengas y lo enfrentes.

El ser humano tiene la capacidad de revivir el pasado, de volver a ese día en el que te enteraste que se metía con alguien más, de sentir el nudo en la garganta y la decepción en el alma. ¿Por qué caminar una y otra vez por lo vivido? Nos hemos vuelto masoquistas, capaces de arrancar la cicatriz y esperar a que vuelva a sangrar.

En psicología se le conocen como huellas mentales, sí, esa que viene a tu mente y que parece que ves la peor escena de tu vida. El dolor está ahí, esperando a que lo vivas, a que dejes que tus huesos se escuchen con cada lágrima, ¡vívelo! No va a durar toda la vida, vas a recuperar tu estabilidad emocional.

No pasa nada si analizas, si observas cada detalle y te preguntes qué es lo que te hace sufrir. ¿Lo puedes cambiar? Entonces hay que resignarse y seguir, de otra manera seguirás estancada.

Una herida no se cura de la noche a la mañana, hazlo con amor y paciencia. No por él, por ti, llora lo que tengas que llorar, no te lo calles. Grita si es necesario y vive la pérdida, se ha ido. Se acabó, los momentos buenos no volverán y agradece por no quedarte con ese mal amor y vivir un calvario.