Dan resultados pruebas masivas de Covid-19

Por The NYT News Service

Cuando China lanzó el código genético del coronavirus, a principios de enero, los científicos de todo el mundo se apresuraron con la creación de pruebas y vacunas. En cuestión de días, los laboratorios desde Hong Kong hasta Berlín habían diseñado tests y compartido su investigación con otros.

En unas dos semanas, Australia tuvo sus propios exámenes, e incluso los ciudadanos de las regiones más remotas del país podían ser evaluados. Los laboratorios en Singapur y Corea del Sur aumentaron la producción de kits de prueba y ordenaron suministros adicionales.

Ese rápido trabajo permitió examinar a cientos de miles de personas en esos países y territorios, aislar a los enfermos y, al menos hasta ahora, contener la propagación de la enfermedad.

Por el contrario, los ciudadanos en Estados Unidos y en muchas partes de Europa occidental han sufrido grandes retrasos o se les ha negado las pruebas por completo.

A medida que la pandemia del Covid-19 cierra las capitales mundiales y paraliza economías enteras, los líderes políticos se apresuran a hacer que los tests estén más disponibles.

Pero los expertos dicen que el momento decisivo, cuando las pruebas masivas podrían haber permitido que los funcionarios se adelantaran a la enfermedad, pasó hace más de un mes.

Los investigadores dicen que una prueba viral es relativamente fácil de desarrollar. Más bien, señalan los científicos, el abismo entre los que tienen tests y los que no refleja políticas, estrategias de salud pública y, en algunos casos, errores. El mundo podría estar pagando por esos pasos en este momento.

Las pruebas son fundamentales para combatir la propagación del virus. Los países que realizan los exámenes a gran escala pueden aislar a las personas infectadas y prevenir o retrasar nuevas infecciones. Sin pruebas tempranas y generalizadas, los funcionarios de salud y los encargados de formular políticas quedarán ciegos, apuntan los epidemiólogos.

“No se puede combatir un incendio con los ojos vendados”, sostuvo Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.

“Y no podemos detener esta pandemia si no sabemos quién está infectado”.

Pero las pruebas han sido inconsistentes en lo que ha sido una respuesta irregular a la epidemia en todo el mundo.

Algunos países, como Francia, no tenían una estrategia centrada en los tests para mapear el avance del virus. Los exámenes en Italia han estado plagadas de disputas políticas. El Reino Unido desarrolló pruebas, pero decidió no usarlas ampliamente como lo habían hecho Singapur y Corea del Sur. Otros países fueron sorprendidos por la escasez de productos químicos de prueba.

Cuando el virus llegó a Estados Unidos a fines de enero, el Presidente Donald Trump y su Administración pasaron semanas minimizando el potencial de un brote. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) optaron por desarrollar su propia prueba en lugar de depender de laboratorios privados o de la OMS.

El brote superó rápidamente las predicciones del Mandatario, y los tests de los CDC resultaron ser defectuosos, dejando a Estados Unidos muy por detrás de otras partes del mundo, tanto técnica como políticamente.

En ese mismo periodo, Singapur estaba estableciendo exámenes de salud en los aeropuertos, emitiendo pautas de trabajo desde el hogar y lanzando planes para monitorear a los viajeros que regresaban del extranjero.

Hoy, el epicentro del brote es Europa, y los expertos dicen que la ola apenas está comenzando a golpear a Estados Unidos.

Mientras Singapur advirtió que las infecciones seguramente aumentarían, Trump predijo que desaparecería en unas semanas. En Francia, los funcionarios dudaron en activar, a fines de enero, los protocolos de emergencia porque no creían que la epidemia fuera tan grave como el brote de H1N1 de 2009.

Las autoridades regionales del norte de Italia -país que actualmente es el epicentro del brote- hicieron pruebas ampliamente al principio y trataron de rastrear contactos con personas enfermas. Pero después, el Gobierno nacional se opuso, diciendo que no había necesidad de evaluar a las personas que no presentaban síntomas.

Luego de negarse a realizar pruebas ampliamente, el Gobierno británico recientemente revirtió su estrategia y decidió ampliar las pruebas.

Pero en el Reino Unido, como en muchos otros países, el virus circula tan rápido que ya no es posible evaluar a las personas e investigar a quién han infectado, dijo David McCoy, profesor de salud pública en la Universidad Queen Mary de Londres.

“La ventana de oportunidad para contener la epidemia se ha cerrado”, dijo McCoy.

A decir de Kim Gang-lip, Viceministro de Salud de Corea del Sur, el contagio de la enfermedad y su rápida propagación exigen un nuevo enfoque.

“Tales características del virus hacen que la respuesta tradicional, que enfatiza el bloqueo y el aislamiento, sea ineficaz”, dijo.