Yo escribo y trato de... nara ra rara ra rai
Génesis Amayrani

¿Recuerdan la pregunta que hace dos notas les presente? 

¿Y si la verdadera pandemia, es eso que solíamos llamar “Normalidad”?” 

Estrés, distrés, ansiedad, dolor emocional, desborde de emociones que nos llevan a enfermedad, y enfermarnos, incluso la inercia de nuestras acciones para poder hacer una jornada más amena. 

Escribo quizá desde mis privilegios educativos, familiares, y emocionales, poder convertir en mariposas las serpientes, no sé, pero a veces odio tanta positividad, y tanta negatividad, los extremos pues, o es blanco o es negro, cielo o infierno, dios o el diablo, bruja o santa, etcétera. 

Las opciones se cortan a dos, y así, entre ser pera o manzana estamos a horas de pisar el 2021, y decirle adiós al año más caótico o armonioso que he vivido. 

Resulta que hace dos sábados me escape al concierto íntimo de Edgar Oceransky (EO), en el Cuevon, sana distancia, gel antibacterial, cubrebocas y sanitización individual, fueron las medidas que se llevaron a cabo, realmente es el primer concierto al que voy donde son tan poquititos, y al primero donde lo escucho sólo a él con su bella guitarra interactuando con nosotros como público, yo estaba a unos 4 metros del escenario y pude charla con él cuándo le pedí la canción de “Historias de amor” que es de mis favoritas, bueno, el 98% del repertorio de EO son mis favoritas,  así que pude hacerle coro en todas las canciones, y escuchar las anécdotas de la mismas, llore y me reí a carcajadas durante esas dos horas, y hay algo que contó, sobre su vida en la música, el inició estudiando psicología, después se dio cuenta que tenía que cambiar de profesión y estudió música, entre otras anécdotas, esa es la que quiero escribir desde mi perspectiva, a mis treinta, soy estudiante de psicología, mi segunda carrera, resulta que él siendo estudiante de psicología en una presentación que tuvo en el estado vecino de Nuevo León, se dio cuenta que debía de cambiar de dirección, y así escribió “El Faro”, la inercia va arrastrándote muy rápido hasta el día terminar; es una frase de la canción, y justo cuando él contaba frente a nosotros sus letras, yo me regresé a un momento donde deje de escribir, porque la inercia me comía los días, y para mí era normal, pero lo normal, no siempre es lo más sano, no había vida, al menos desde mi visión, cosas que no compartía, pues eran mías, y a lo que voy es que así vamos aun caminando, en inercia, que si lo buscan en Google la respuesta dos es falta de energía física o moral, y yo le puedo agregar que es falta de energía emocional, y ahí estamos sentados con temor, a buscar realizar nuestros sueños por el miedo al derrumbe del mundo familiar, o del mundo que conocemos, (Si, estoy leyendo mucho a Byung-Chul Han) tenemos miedo al fracaso, a sufrir por si mismos el dolor de la “derrota” de las burlas por tener un sueño poco real, tenemos miedo revolvernos la existencia para actuar aquí y ahora.

Mientras EO entonaba el faro, las palabras que iban en sus frases me llevaban a momentos precisos, así como hoy, cuando figuro en mi play list, que quizá el tiempo, las fechas, la caja de cristal llena de dulces, los ronroneos de Eros (mi gato), o mi falta de concentración en las lecturas que necesito estudiar, me llevo a volverme a ver los videos que grabé del concierto y fue que escribo esto.  

Estamos a unas 48 horas de hacer la típica cuenta regresiva para despedir el año, y desearnos amor, paz, tranquilidad, salud, trabajo, y “Que todos tus sueños se cumplan” pero, y si ahora deseamos perder el miedo, los temores, que naveguen contra la corriente de aquellos que les bloquean caminar para construir sus sueños de ser mejores padres, mejores ciudadanos, mejores parejas, mejores amantes, o simplemente ser mejor a mí misma, que no pierdan el faro de su vida, sea cual sea el faro, aun y que para unos sea el sueño más estúpido, para ti no lo será, y créeme, habrá otros que se emocionaran genuinamente contigo; la normalidad a veces es enferma, y a veces nos enferma, si, claro que me duelen muchas perdidas por el suceso mundial, pero también me animo saber que muchos en esta época se encontraron internamente, y recuperaron sus vínculos. 

Habrá quienes tengamos que dibujar con nuestras manos la silueta de los que no están hoy, pero el recuerdo se abraza y nos gobierna por años cada vez que lo dejemos volver, y así se crezcan los rios y se desborden del caudal, después de la tormenta calma hay. 

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Les mando un abrazo mágico y que la luz del faro de sus sueños los impulse a seguir, les dejo el link de la canción https://www.youtube.com/watch?v=ezGKKkh_KZo , y Edgar Oceransky si me llegas a leer, gracias por la inspiración de hoy.  

¡Hasta la próxima!