“Estoy listo para dirigir el combate de 2017”, asegura el primer ministro en su feudo electoral

POR EL PAÍS

PARÍS.- La sospecha de que Manuel Valls aspira a ser el candidato socialista para las elecciones presidenciales francesas de la próxima primavera se ha traducido este sábado en algo más que una posibilidad. El primer ministro ha asegurado: “Estoy listo para dirigir el combate de 2017. La política debe cambiar”.

El lugar elegido para esa declaración de intenciones es también muy significativo. En Evry, la localidad de la que fue alcalde y que le sirvió de trampolín para la política nacional. Rodeado de sus fieles en esa región próxima a París, como se le ve en las imágenes difundidas por BFM TV, Valls ha añadido: “Quiero que la gente recupere la esperanza”.

El significativo gesto del jefe del Gobierno se produce, además, solo dos días después de que dibujara un perfil idóneo del candidato que encaja perfectamente con su personalidad. Durante su visita a Berlín, le preguntaron qué características debe tener el candidato del Partido Socialista para poder ganar con más garantías a la ultraderechista Marine Le Pen, a la que todas las encuestas dan por hecho que estará en la segunda vuelta de las presidenciales.

“Voy a describir un perfil y me arriesgo a tener un problema”, empezó a responder con una media sonrisa. A continuación, le describió: debe tener “la firmeza necesaria”, defender “la igualdad hombre-mujer”, ser partidario de “la laicidad francesa” y preservar “un modelo social reformado”. O sea, firme, republicano, reformista y progresista. Las características que él fomenta de sí mismo.

Los cada vez más claros mensajes de Valls se producen cuando el jefe del Estado, François Hollande, dice estar meditando si se presenta o no a su propia reelección. Las encuestas le otorgan una popularidad bajo mínimos y hasta en su propio partido hay sectores partidarios de que tire la toalla.

Los gestos de Valls levantan recelos en el entorno de Hollande, que no prevé pronunciarse hasta el mes que viene, mientras la derecha y la ultraderecha están ya lanzadas en campaña. O su exministro estrella Emmanuel Macron, que acaba de declararse oficialmente candidato. Él será el rival más directo de Valls si este finalmente toma las riendas electorales de la desunida izquierda.

Macron se ha presentado, al frente de su formación En Marche!, como líder de una nueva izquierda moderna con tintes liberales, un espacio disputado por socialistas, centristas y hasta conservadores moderados. Valls, con quien ha tenía pésimas relaciones antes de que Macron dimitiera en agosto, le advirtió de que su candidatura al Elíseo tendría como única consecuencia efectiva la división aún mayor de la izquierda francesa.

Es precisamente la unidad de la izquierda el mensaje que ha reiterado estos días Valls como única posibilidad de que los socialistas no sean eliminados en la primera ronda de las elecciones presidenciales. Es lo que prevén todos los sondeos, que coinciden en augurar un suelo final entre los candidatos de la ultraderecha y de la derecha.

Sería la segunda vez en la historia de la V República que los socialistas no están presentes en la segunda vuelta. Pero ese negro panorama se repite en todas las encuestas con Hollande candidato. Las opciones mejoran ostensiblemente en el caso de Valls.