PRIMERA PARTE

Texto: Celia Guerrero, Fotografía: Pepe Jiménez , Gráficos: Fernando Santillán y Arturo Contreras

El pueblo mágico de Valle de Bravo se fincó sobre un centro ceremonial de la cultura matlazinca, ante la incapacidad del INAH y la omisión de las autoridades locales. Varios arqueólogos alertaron de su importancia y destrucción, pero de nada sirvió. Durante décadas, residencias de descanso fueron construidas sobre estructuras monumentales que ya no existen. Ahora, los empresarios Alejandro Martí y Alejandro Aboumrad proyectan construir un centro comercial sobre los pocos vestigios que quedan —según la investigación conjunta realizada a partir de información recibida en la plataforma Méxicoleaks—. De concretarse, “Casa de Ídolos” será el jardín de una Bodega Aurrerá

Vista lateral de uno de los muros que quedó al descubierto de la pirámide “La Palma”.
Vista lateral de uno de los muros que quedó al descubierto de la pirámide “La Palma”.

 

VALLE DE BRAVO, ESTADO DE MÉXICO.- La Peña es una elevación rocosa en una península con entrada y vista al lago, al sureste de Valle de Bravo, un sitio turístico catalogado como pueblo mágico en 2005. En este lugar, hace unos mil 400 años, existió un centro administrativo y ceremonial, que después sería considerado un cementerio sagrado de la cultura Matlatzinca. Hoy, construidos sobre los vestigios de una importante civilización del Valle de Toluca, hay fraccionamientos de lujo con residencias de descanso de hasta 3 millones de dólares.

La zona arqueológica sepultada por los fraccionamientos, conocida con el mismo nombre de La Peña, se extiende desde la ladera hasta sus faldas a más de 30 hectáreas.

El equipo de esta investigación –realizada a partir de información recibida en la plataforma Méxicoleaks— documentó que las autoridades locales y federales supieron de la urbanización sobre estos vestigios desde 1985 y no actuaron para detenerla. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encargado de resguardar y conservar la zona, no solo fue incapaz de frenar la destrucción, reportada por varios arqueólogos, sino que también participó en una serie de hechos que auguraron la pérdida del patrimonio cultural: saqueo, liberaciones irregulares a un sector privilegiado; provocando conflicto y desconfianza de los pobladores.

En los lados sur y sureste de La Peña, residencias de descanso en fraccionamientos de lujo con entrada al lago fueron construidas en su mayoría sobre vestigios arqueológicos, sin ningún tipo de rescate, según señala la arqueóloga Concepción María del Carmen Hernández, en el informe de salvamento de 1988-1989.

Lo poco que queda del centro ceremonial es una de las secciones conocida como “Casa de Ídolos”, que está en un terreno propiedad de los empresarios Alejandro Martí y Alejandro Aboumrad. Ahí se proyecta la construcción del centro comercial “Patio Valle” y parte de las estructuras prehispánicas fueron destruidas en 2014 por la empresa a cargo del desarrollo, Mexico Retail Properties, en la que participan las familias más poderosas del país.

El INAH detuvo las obras, pero finalmente cedió y desmontó estructuras monumentales a cambio de conservar un par de vestigios reconstruidos en el patio de lo que será una Bodega Aurrerá. La empresa tiene la liberación de los terrenos y, con ello, todo listo para iniciar la construcción.

Mapa de notificación de predio “Las Monjas” en Dictamen de liberación de predio del arqueólogo José Hernández Rivero.
Mapa de notificación de predio “Las Monjas” en Dictamen de liberación de predio del arqueólogo José Hernández Rivero.

 

Las Monjas, la Casa Ídolos… y la Bodega Aurrerá

Los predios conocidos como “Las Monjas” y “Casa de Ídolos” están ubicados en la parte media de la península de La Peña, a un costado de la avenida principal de Valle de Bravo: La Costera, en el límite de la zona arqueológica delimitada por el INAH.

El terreno “Las Monjas” —resultado de una fusión de predios en 2006— es propiedad de los empresarios Alejandro Martí García, Alejandro Aboumrad Gabriel y su esposa, Laila Kawage Vera. En él se planeó la construcción del fraccionamiento de condominios con el mismo nombre del predio y, para ello, Aboumrad —presidente de Grupo Proa, corporativo de Grupo Carso— y Martí —consejero propietario de Grupo Martí— constituyeron la empresa inmobiliaria Desarrollo de Las Monjas S.A. de C.V.

Sin embargo, el proyecto del fraccionamiento se frustró en 2007, cuando hallaron vestigios arqueológicos en el terreno.

En marzo de 2007, el arquitecto Genaro Nieto Huarte, en representación de los dueños de “Las Monjas”, solicitó al INAH la liberación del terrero para su construcción. Después de iniciar un trabajo de rescate de vestigios, el arqueólogo José Hernández Rivero liberó dos terceras partes, agregando que, en caso de hallar material arqueológico o restos óseos, los responsables deberían suspender trabajos de construcción y dar aviso al INAH. Además, pospuso la liberación de una tercera parte, dado que aún se realizaban exploraciones en ella.

En mayo, el INAH liberó la etapa III con la restricción de conservar como áreas verdes dentro del fraccionamiento los lotes 44, 48 y 49 del plano (poco más de 300 metros cuadrados), por haber encontrado en ellos “evidencia del desplante de dos construcciones de tipo habitacional o ceremonial muy afectadas”.

En el informe, Hernández Rivero detalló el hallazgo de más de 40 enterramientos humanos con ofrendas, la recuperación de 60 piezas arqueológicas y más de 700 bolsas de material cerámico y lítico, que fueron resguardadas en las bodegas de la zona arqueológica “El Terromote”, en el municipio de Cuautitlán.

Pero después de la liberación del predio con restricciones, los planes de los empresarios cambiaron: ya no sería un fraccionamiento sino un centro comercial.

En agosto de 2011, adquirieron un segundo predio, anexo al anterior, denominado “Casa de ídolos”. Y un año después, en diciembre de 2012, la Dirección de Ordenamiento e Impacto ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente en el Estado de México, autorizó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) para la construcción de la plaza comercial “Patio Valle”, proyectada para ocupar los dos predios propiedad de Aboumrad y Martí.

Este nuevo proyecto contempla la construcción de una tienda Bodega Aurrerá, un área de comida, cines, locales comerciales, estacionamiento y áreas verdes.

Para conseguir la autorización, la empresa presentó la liberación del predio “Las Monjas”, otorgada por el INAH en 2007. La MIA condicionó a la empresa a respetar las áreas señaladas como restringidas para construcción, pero ignoró el hecho de que en el segundo predio, “Casa de Ídolos”, no se había hecho un rescate de los vestigios, ni había —hasta entonces— sido liberado para la construcción.

Por su parte, el Ayuntamiento de Valle de Bravo otorgó a la empresa la licencia de construcción, con vigencia de un año, el 21 de diciembre de 2013, e iniciaron las obras del centro comercial.

El 14 de febrero de 2014, después de recibir denuncias ciudadanas sobre la destrucción de vestigios arqueológicos en “Casa de Ídolos”, el INAH suspendió las obras. Tres días más tarde, la empresa solicitó la liberación al INAH para construir en este predio. Sin embargo, cuando el INAH intervino, la empresa ya había realizado el despalme del terreno y la excavación de pozos con maquinaria pesada.

El equipo de investigación contactó al representante legal de Desarrollo de Las Monjas, Adalberto Arellano, quien negó las afectaciones a “Casa de Ídolos” y dijo que, al iniciar las construcciones, la empresa no sabía que el predio no estaba liberado.

Entierro múltiple. Rescate arqueológico “Casa de ídolos”
Entierro múltiple. Rescate arqueológico “Casa de ídolos”

 

Destrucción sistemática

Matlatzinca es el nombre náhuatl que los mexicas dieron a los habitantes del Valle de Toluca. Calixtlahuaca, considerado el centro ceremonial más importante de los matlatzincas, está a 67 kilómetros de Valle de Bravo; Teotenango y Malinalco están a 117 kilómetros. Todos los sitios arqueológicos anteriores, con excepción de La Peña, han sido conservados.

En el estudio “Arqueología de la región intermontana de Valle de Bravo. Situación del sitio arqueológico La Peña”, el arqueólogo José Hernández Rivero, quien ha trabajado desde 1985 en distintos proyectos de rescate y salvamento en la zona, establece que el desarrollo de la cultura matlatzinca en La Peña fue paralelo al de Teotenango.

Hernández Rivero estima que la zona arqueológica fue ocupada en una primera etapa en el periodo preclásico, a la par de Teotihuacán. Luego, hubo un periodo de abandono y volvió a haber presencia humana hasta el postclásico, ya no como zona habitacional, sino como un lugar sagrado de enterramientos.

En entrevista, el arqueólogo dice que La Peña es importante, histórica y arqueológicamente, debido a que no se conoce otro sitio parecido en el Valle de Toluca porque, al estar en una zona geográfica intermedia, estos matlatzincas tuvieron intercambio único con tarascos y mexicas.

El equipo de esta investigación pudo confirmar la complejidad de la zona arqueológica, a través de la consulta de los informes de trabajos realizados desde 1988, que se encuentran en el Archivo Técnico del INAH.

Manfred Reinhold fue el primer arqueólogo que dio cuenta de la importancia de La Peña. En 1972 localizó en la parte oriente una plaza central con estructuras laterales, nombrada “Conjunto Reinhold”. Más tarde, otros arqueólogos constataron la magnitud de la zona cuando descubrieron al menos otras cinco secciones de vestigios:

1. “Casa de Ídolos”. El informe del primero salvamento (1988-1989) señala el hallazgo de una unidad habitacional con múltiples entierros, ofrendas y figurillas, en la parte media de La Peña.

2. “Conjunto El Campamento”. La arqueóloga Beatriz Zúñiga Barcenas, en 1995, llegó a documentar en un único lote hasta 72 entierros (en el que años más tarde descubrirían otros 103), cada uno con sus respectivas ofrendas: collares de cobre, ornamentos de obsidiana, cajetes, malacates, ollas, cántaros y desfibradores. Informó sobre el hallazgo un “enorme conjunto arquitectónico de época clásica”.

3. “Conjunto La Cruz”. En el parte norte, encontraron un “amplio centro urbano ceremonial” que ocupaba más de una hectárea. Este espacio, según los arqueólogos, análogo a otros centros ceremoniales de altas culturas mesoamericanas, habla del desarrollo alcanzado por la sociedad antigua que habitó en La Peña.

4. “Centro de Salud”. Esta sección fue llamada así porque quedó bajo el actual centro de salud de la población sin realizar trabajos arqueológicos para precisar qué tipo de vestigios existieron ahí.

5. “La Palma”. Un gran basamento piramidal que sobrevive olvidado, bajo resguardo del INAH, en un predio propiedad de privados que se encuentra intestado.

Tras la exploración de Reinhold, a pesar de que el INAH tenía conocimiento y custodia de la parte explorada, durante al menos una década se registraron saqueos de vestigios, construcciones en la parte noroeste y liberaciones de los terrenos en la parte sureste, ante la mirada omisa de las autoridades locales. Después, el INAH hizo liberaciones irregulares en el sur y con el proyecto de rescate, en 1996, comenzó a liberar los terrenos para construir en ellos.

De las seis secciones del sitio arqueológico La Peña —en 2014— solo sobrevivían dos: “La Palma” y “Casa de Ídolos”.

El proyecto de Las Monjas en “Casa de Ídolos”, es sólo el último registro de una destrucción sistemática del patrimonio cultural de Valle de Bravo.