Por Excélsior
México.-Por las calles de Toronto, en Canadá, se mueve libremente, sin el acoso de las admiradoras. Los enormes lentes también ayudan para que no lo reconozcan cuando está lejos de una alfombra roja. Y él tampoco tiene problemas en cambiar el acento mexicano, para convertirse en el chileno de la película Neruda, tal como se había transformado en el argentino Che Guevara de Diarios de Motocicleta. La fama internacional es indiscutible, pero a puertas cerradas es él mismo de siempre: Gael García Bernal.
¿Crees que el cine afecta la forma de pensar?
No sé. Es parte de nuestros sentidos. Somos parte de una cultura visual. Todos, en este mundo, vivimos en una cultura visual donde una imagen puede cambiar tus ideales. Al menos yo soy una persona muy idealista.
¿Cuál de tus cintas es la que más te enorgullece de haberla visto con tus hijos?
Diarios de Motocicleta. Yo recomendaría verla con todos los niños del mundo. Es una producción maravillosa para ellos, de verdad. Mis hijos quedaron impresionados. “¡Guau, papá! Es increíble todo lo que haces”, me dijeron.
Si pudiéramos imaginarte con el Oscar entre tus manos y la posibilidad de concretar el proyecto que quieras, cuando quieras y con quien quieras, ¿qué estilo de película te gustaría protagonizar?
Es algo muy difícil de decir… pero, pensándolo bien, creo que nunca me puse a pensar sobre el mejor proyecto que me gustaría hacer. No sé si el Oscar tenga algo que ver, porque no creo que suceda por ganar un premio. Pero si pudiera, me embarcaría en un largo proyecto sobre el contexto de América, de México, porque es algo que no se vio demasiado en el cine. No conozco ninguna producción que abarque lo que pasó en nuestro continente. Es algo que todavía tampoco comprendemos, porque hay muchos temas escondidos, otros olvidados y al mismo tiempo te hablo de una época sobre el período humano que existía en la tierra, donde Asia se mezcló con África, América y Europa. El mundo entero se expandió y venimos, de esa mezcla, de toda esa violencia y el genocidio que ocurrió entre los encuentros tan apasionados que sucedieron. Me encantaría embarcarme en algo fantástico y tan grande como eso.
Interpretaste al Che Guevara y a Pablo Neruda, que se aferraron siempre a sus ideales ¿Tú, alguna vez llegaste a dudar de los tuyos?
No. Supongo que los artistas también definen la ambigüedad y creo que el proceso artístico, la creación aboga por una dimensión más mezclada, menos estricta. Un poema es todo menos un solo punto de vista. Un poema es el triunfo de lo análogo versus lo racional. No estoy tan de acuerdo con que Neruda se aferró a sus ideales. Él se aferró a una creación constante. La parte política es otra cosa, era una época muy particular también. Yo creo que todos hubiésemos sido comunistas, en aquella época, en 1948.
Por qué?
Por el fin de la Segunda Guerra Mundial, con la resaca de las diferentes muertes y genocidios que hubo, de repente surgió una posibilidad, una oportunidad de triunfo y de paz. Y el comunismo representa una de esas ideas.
¿Compartes los mismos ideales de Pablo Neruda?
Me da un poco de vergüenza compararme con Neruda en esa época. No podría. Y tampoco lo tengo tan claro como para decir si yo me aferraría a un ideal, no sé, puede que sí, pero también puede ser que no. Pero ésa es mi libertad, la libertad que todos tenemos ahora de mutar, de cambiar, de darle vuelta a las cosas, de aprender, de evolucionar y de reflexionar. Por eso yo no soy un político desde los 17 años. Imagínate, qué horror. No tendría idea de lo que estoy hablando.
¿Qué opinas de Donald Trump y sus ideas de separar a EU de México?
Todo lo que yo pueda decir no define ninguna realidad, es más, siento que en cierta forma hasta la banaliza, pero sí puedo enfocarme y hablar de algo en particular. Cómo pienso de lo ocurrido, creo que es lo que pensamos todos. Comparto lo que todo el mundo ha dicho acerca del error masivo que fue invitar a Donald Trump (a México), de la traición que fue y la palabra ‘traición’ no la utilizo fácil en este sentido. Es una palabra difícil, pero sí, se me hace que es una traición. Pero, por favor, no me interpretes. Ya me veo el encabezado. Ése es un tema serio.
¿No cambió en nada tu forma de pensar desde que Donald Trump llegó a ser Presidente de Estados Unidos?
Yo ni siquiera vivo en Estados Unidos. No he visto ningún artículo de nadie que haya ido a preguntarle a aquellos que viven allí, “¿Cómo te sientes con la visita de Donald Trump a México?”. Gente que lleva más de 20 años sin poder volver a México, que tiene familia en Estados Unidos. Ellos son los que tienen que decir algo al respecto.
¿Y así como Donald Trump quiere construir un muro entre EU y México, crees que exista uno entre Hollywood y los hispanos?
No, no creo que exista ninguna pared en Hollywood. No existe esa pared, porque los hispanos estamos haciendo cine sin ningún problema.
Nadie como Gael García Bernal para demostrar que él ya tiene la puerta abierta de cualquier pared de Hollywood. En diciembre Amazon estrenó la tercera temporada de la serie Mozart in The Jungle con la que Gael ganó el premio del Globo de Oro que le entregó la Asociación de Periodistas Extranjeros en Hollywood. Y en Estados Unidos, también está por estrenar en febrero la película Me Estás Matando Susana, que ya pasó por México. Pero para la próxima entrega del Oscar, Chile también lo eligió para representarlo con su película Neruda, tratando de repetir la histórica nominación que obtuvieron con la película No, del mismo director Pablo Larraín, en un personaje imaginario que también se llama… Oscar.
¿Ahora que Neruda fue nominada al Globo de Oro, te gustaría llegar al Oscar con tu personaje, que justamente se llama Oscar?
Cierto, mi personaje en Neruda se llama Oscar Peluchonneau y la verdad, no conozco otro personaje llamado Oscar que haya sido nominado alguna vez al Oscar. Sería la primera vez. Sería algo increíble. Pero como el personaje principal es Neruda, debería ganarse un ‘Pablo’.
Con el director chileno Pablo Larraín ya habías filmado No ¿Cómo fue que te volvió a llamar para trabajar juntos?
Para mí es un honor trabajar con alguien tan fantástico como Pablo Larraín. Somos como hermanos, somos amigos, somos familia. En cierta forma, ni siquiera tuvo que convencerme. La decisión fue inmediata. Quería ser parte de esa ambición de una producción sobre Pablo Neruda y semejante punto de vista de expresión. Y fue emocionante interpretar el rol de un polícia… con bigote. Si alguna vez iba a dejármelo, tenía que ser ésta.
¿Nunca habías aparecido en cine con bigote?
Nunca. Da miedo, pero todo salió bien. Todo el proceso fue bastante original. El nombre de mi personaje incluso es alguien que realmente persiguió a Neruda, aunque el resto es pura imaginación, completa ficción. Fue interesante, todo un experimento.
La gente conoce a Pablo Neruda por su poesía, pero la película muestra el perfil político comunista y en tu caso, también habías hecho la película sobre el Che Guevara de Diarios de Motocicleta y la política de las elecciones de Chile que terminaron con la dictadura de Pinochet con la película No. ¿Compartes las ideas sociales de tus personajes en el cine?
Bueno, Neruda tampoco fue la motivación principal. Lo que a mí me importa es el aspecto social, todo lo que hago es muy personal, pero trato de no involucrarme en los factores principales. Yo prefiero involucrarme en el lado social del cine, tratando de crear un lugar donde la gente pueda ir y ver cine, porque es algo que yo amo.
¿El punto en común de las ideas políticas en el cine son pura coincidencia, entonces?
En cierta forma esa razón nunca puede estar al frente porque puede resultar una trampa, en especial con la ficción. Es muy difícil autodefinir la motivación auténtica o un resultado final con anticipación. El cine es un arte socialmente consciente. Y el resultado es lo que cuenta la película. Nosotros trabajamos con tangentes, también, que son importantes para dar vuelta a la rueda que ayuda a plantear preguntas complejas. Dentro de veinte o treinta años vamos a poder valorar la conexión social del cine. A veces no lo podemos ver en forma inmediata, porque la resonancia no siempre es evidente. Pero no deja de ser importante. Es interesante. Uno puede tener la mejor intención, el mejor trabajo, pero si la película termina siendo mala, no ayuda en nada, realmente. No ayuda.