Por Silvia Olmedo
Llegas a casa agotado, con los ojos irritados y una leve jaqueca. Piensas que es el estrés porque está a punto de acabarse el año, pero,¿estás seguro? Tal vez no es la carga laboral, quizá la responsable es tu propia oficina. Sí, sabes que puede ser cuna de epidemias, pero ¿más allá?
En los últimos años ha aumentado el promedio de días perdidos por una enfermedad asociada al trabajo. Además de factores fisiológicos como el estrés, pueden influir las características físicas del espacio laboral. Una iluminación pobre (o excesiva), mobiliario de baja calidad, temperatura inadecuada, resequedad en el ambiente, falta de ventilación, etc., cada vez se asocian más a diversos padecimientos.
En la década de los ochenta, comenzó a popularizarse el término Síndrome del edificio enfermo, para referirse a un conjunto de enfermedades asociadas a la contaminación del aire en los espacios cerrados. Un reporte de la Organización Mundial de la Salud de 1984, sugiere que hasta en el 30% de los edificios nuevos o remodelados, podrían producirse diversos problemas relacionados con lacalidad del aire. Alergias, jaquecas, resfriados crónicos, irritación de vías respiratorias, ojos y piel, originados por factores como mala ventilación, cargas iónicas y electromagnéticas excesivas y vapores de origen químico, entre otros. Y ¿qué hacer? Estos tips pueden ayudarte:
-Si se pueden abrir las ventanas, hazlo.
-Cuando no estés utilizando tu ordenador, tableta, copiadora, etc., apágalos. Así reducirás la exposición a campos electromagnéticos.
-Coloca una planta en tu escritorio. Diversos estudios han encontrado que las plantas de interiores son capaces de absorber gases y contaminantes del ambiente (benceno y formaldehído), comunes en edificios modernos.
-Consigue un pez. Tener una pecera en tu oficina puede ayudar a balancear los niveles de humedad.