Suecia decidida a evitar que Rusia interfiera en sus elecciones

168
Suecia decidida a evitar que Rusia interfiera en sus elecciones

A Rusia le han acusado en varias ocasiones de interferir en procesos electorales. Pero Suecia está decidida a no convertirse en una nueva víctima de su injerencia.

Ente otras cosas, está distribuyendo millones de panfletos para informar a su población sobre cómo funcionan los métodos propagandísticos rusos, pero ¿por qué se siente amenazada?

Durante las elecciones francesas, el equipo del ahora presidente Emmanuel Macron dijo que fue blanco de ataque de “noticias falsas” generadas por medios rusos y “no de cientos, sino de miles” de ataques cibernéticos provenientes de Rusia.

En Washington se impusieron sanciones a 19 ciudadanos rusos acusados de interferir con sus ciberataques “destructivos” en las elecciones de 2016 que ganó Donald Trump.

Mientras tanto, el Kremlin niega haber interferido en elecciones extranjeras; según Vladimir Putin, no hay “nada que discutir” al respecto.

Pero a Suecia le preocupa. Con unas elecciones a la vista el próximo 9 de septiembre, en las que elegirá nuevo primer ministro y parlamento, se ha puesto manos a la obra para asegurarse de que sus votaciones estén libres de cualquier intromisión.

Si sus esfuerzos tienen éxito, podrían servir como guía para otras elecciones, incluidas las que se llevarán a cabo el próximo mes de noviembre en Estados Unidos.

Los motivos

A Suecia, un país con apenas 10 millones de habitantes, tiene motivos para actuar.

En 2014 se alejó de su histórica posición neutral al convertirse en “socio” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la cual considera ilegal la anexión rusa de Crimea.

Las autoridades suecas han denunciado un aumento de los ataques cibernéticos y de la diseminación de noticias falsas. Su objetivo, advierten, es socavar la estabilidad de la sociedad sueca y difundir falsedades.

Un estudio elaborado por investigadores del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales reportó una “amplia variedad” de acciones rusas para influir en la opinión pública.

El informe sugiere que hubo publicaciones engañosas en medios de comunicación y noticias falsas que se usaron para “enmarcar a la OTAN como un agresor y una amenaza nuclear, a la Unión Europea como un organismo en declive y a Rusia como un país sitiado por gobiernos occidentales hostiles”.

Y a principios de este año, Anders Thornberg, jefe del Servicio de Seguridad de Suecia (SAPO), habló con la BBC sobre sus temores acerca de una interferencia política: “La mayor amenaza para nuestra seguridad, en ese sentido, es Rusia”, declaró.

Tras haber visto cómo elecciones en otras partes de Occidente fueron objeto de ataques informáticos y de desinformación, los oficiales suecos se están tomando en serio la posibilidad de inmiscuirse en asuntos rusos.

La protección del sistema democrático se ha puesto en el centro de los objetivos de seguridad nacional.

Las acciones

Las propuestas de Suecia incluyen que el gobierno trabaje con el sector privado, compañías de redes sociales y medios de comunicación escritos y audiovisuales.

Se creó una línea de atención telefónica directa para que las autoridades pudieran denunciar rápidamente páginas falsas del gobierno sueco en Facebook. Y la propia red social se comprometió a informar a las autoridades sobre conductas sospechosas relativas a las elecciones.

También se lanzó un programa educativo a nivel nacional para enseñar a estudiantes de secundaria sobre métodos propagandísticos, y se distribuyeron folletos en 4,7 millones de hogares con consejos para detectar este tipo de estrategias.

Unos 7.000 funcionarios han recibido entrenamiento para detectar “operaciones de influencia” y entender cómo pueden poner en riesgo el proceso electoral.

La concientización pública se ha incrementado todavía más porque las autoridades suecas hablan públicamente sobre esta amenaza.

El primer ministro, Stefan Löfven, describió los intentos de interferir en las elecciones como “completamente inaceptables” y se comprometió a exponerlos “sin piedad”.