Por Agencias
Shawn Mendes conquistó a los 15 mil asistentes que iluminaron el Palacio de los Deportes con pulseras con luz, las cuales recordaron una noche de estrellas. Los éxitos que lo han posicionado a nivel internacional, a sus tan sólo 21 años, sonaron en una velada que apostó por lo acústico y demostró las habilidades del canadiense en la guitarra y el piano.
“Ya no he dicho mucho, pero quiero decir gracias, gracias por estar. La gente mexicana es asombrosamente fuerte y amable, estoy seguro al cien por ciento que hay una gran magia en este lugar (…) Cada persona en este lugar tiene el poder de cambiar el mundo; no importa lo que pase, nadie puede impedírnoslo”, dijo a la mitad de la velada, robándose el corazón de los presentes.
Fue con “Lost in Japan”, “There’s Nothing Holding me back” y “Stitches” como arrancó la noche. En cuanto los primeros acordes comenzaron a sonar, un grito estremeció el recinto; esa ovación permaneció y creció durante las más de 20 canciones que entonó.
En “Never be alone” un planeta decoró la pantalla en forma de círculo que colgaba a su espalda, mientras las pulseras -que se repartieron en la entrada-, seguían el ritmo y luz del escenario y que se tenían que regresar al final la hacían de estrellas azules, completando un brillante y nostálgico universo.
“Te amo Ciudad de México”, gritó, para luego invitar a cantar a los presentes. “Hermoso, los amo, muchas gracias”, agradeció al tiempo que mandaba besos desde una esquina del escenario, por unos coros a viva voz que hicieron vibrar el domo.
Una rosa gigante, que pasaba del blanco al rojo y permaneció encendida toda la noche, decoraba el B-Stage, ese al que cambió en “Life of the party”; para llegar ahí, caminó por una pasarela que dividía a sus admiradoras de la zona general, quienes no perdieron la oportunidad de grabar el momento y acercarse a las vallas para tenerlo más cerca.
