Años de experiencia en el área de telecomunicaciones y estar estudiando la ingeniería en Telemática no le han servido a Nicolás Ochoa para encontrar empleo.
Lleva cuatro años repartiendo currículums sin respuesta y sabe que mientras más pase el tiempo menos son sus probabilidades de encontrar algo.
La razón: tiene más de 50 años. “Ya he recorrido, sin temor a equivocarme, alrededor de 200 empresas y he repartido currículos por todos lados, a través de internet, todo eso, y no te llaman”, dice mientras camina por los pasillos de la 37 Feria del Empleo de la Ciudad de México.
Nicolás bromea y su andar denota vitalidad, el problema es que cuando alguien conoce su edad, los prejuicios juegan en su contra. “En una entrevista que tuve una vez un reclutador cuando me vio me dice: ‘lo veo a usted fuerte todavía, yo esperaba verlo así con bastón’.
Cuando ven en tu perfil la edad, se forman imágenes de que anda uno con bastón, con muletas”, cuenta. Según datos de la Encuesta Nacional de Envejecimiento 2015, los principales estereotipos sobre las personas adultas mayores son que se cree que son menos productivas, dependientes, menos capaces para resolver problemas, y que trabajan peor que las personas jóvenes.
Nicolás, sin embargo, piensa lo contrario y pide a los reclutadores que “consideren a todas las personas que tenemos cierta edad, que revisen los perfiles. Que consideren que personas con la edad que tenemos, tenemos experiencia y podemos darles respuestas inmediatas”.
Lo mismo ocurre con María Eugenia Domínguez, quien lleva ocho meses buscando empleo pero ha encontrado en la edad su principal limitante. “México es un país joven y requieren personas nada más de 40, 45 años, entonces ya a partir de ese margen ya no contamos”, afirma.
La demanda de las empresas por personal joven se refleja en el hecho de que casi la mitad de la población ocupada de 60 años o más labora por cuenta propia, según el Inegi. La población adulta trabaja principalmente en el sector agropecuario y comercio, según el documento.
“Situación de las personas adultas mayores en México”.
Sin embargo, de acuerdo con los testimonios, todo parece indicar que esta problemática alcanza a las personas prácticamente desde los 50 años. “Ya he ido a varias empresas y nunca me han hablado de ninguna. Siempre dejo mi currículum y luego me dicen que no, que por la edad.
Estoy viendo que el límite de edad es de hasta 50 años, yo tengo 52 años, entonces ya no voy a tener ninguna oportunidad”, afirma Rocío Morales, química fármaco bióloga con más de 6 años buscando trabajo.
La falta de oportunidades laborales para la población de más de 50 años no es un tema menor, ya que en México cerca de 26 por ciento de los adultos mayores no tiene ingresos por ningún sistema de pensión, de acuerdo con los resultados de la más reciente Encuesta Nacional Ingreso Gasto de los Hogares, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2017. Además, para una de cada tres personas que sí cuentan con una pensión o jubilación, ésta es su única fuente de ingresos.
De tal manera, contar con un empleo resulta fundamental para poder solventar sus gastos, ya sea porque no tienen una pensión o porque ésta no les alcanza. El problema es que nadie quiere contratarlos.
