Recuerdos devastadores (Galería)

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Jaime Jiménez

Fotografía: Archivo Municipal / Jesús Cavazos

Al menos 11 huracanes son previstos para el Océano Atlántico, así como tormentas tropicales, así lo informó el departamento de Protección Civil de Reynosa.

Cabe señalar, que la temporada de huracanes comienza el 01 de junio hasta el 30 de noviembre del año en curso, por lo que autoridades de rescate de los tres niveles de gobierno ya están trabajando de manera coordinada.

“El pronóstico hasta el momento marca que son 11 fenómenos naturales en el Atlántico, va a haber al menos dos de categoría cuatro o cinco, y vamos a estar al pendiente para cualquier contingencia”, expresó, Marco Antonio Martínez, encargado de Protección Civil Municipal.

La Comisión Internacional que se encarga de designar los nombres de las tormentas tropicales ya emitió la lista para la parte nororiental y central de la vertiente: Adrián, Beatriz, Calvin, Dora, Eugene, Fernanda, Greg, Hilary, Irwin, Jova, Kenneth, Lidia, Max, Norma, Otis, Pilar, Ramón, Selma, Todd, Verónica, Wiley, Xina, York y Zelda.

Para la parte sur de la vertiente: Akoni, Emma, Hone y Walaka son los nombres aprobados.

Los nombres de ciclones tropicales para el 2017 son: Arlene (disipada el 21 de abril), Bret, Cindy, Don, Emily, Franklin, Gert, Harvey, Irma, José, Katia, Lee, María, Nate, Ophelia, Philippe, Rina, Sean, Tammy y Withney.

Reynosa, imperio de huracanes

Los recuerdos más imborrables que han quedado en la memoria, quizá, son las inundaciones que han sido provocados por la llegada de los huracanes a Tamaulipas, pero en especial en Reynosa.

Uno de los fenómenos naturales es el Beulah que marcó un antes y un después en la historia de Reynosa.

El Beulah fue un huracán que viajó por el Caribe, y golpeó la península de Yucatán en México, ganando categoría cinco, es considerado el huracán más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico de 1967.

Aquel huracán se fue debilitando antes de llegar a Texas, Estados Unidos, donde provocó a su paso alrededor de 115 tornados, posteriormente, se movió muy lentamente a través del territorio texano, provocando inundaciones y causando daños materiales.

Corría el año de 1967, para ser exactos, 20 de septiembre de ese año, Beulah tocó tierra en la desembocadura del río Bravo y alrededor de las 11:00 horas dejó sentir su fuerza en todo el territorio reynosense.

Este fenómeno tan poderoso, como otros, ocasionó que se interrumpieran los servicios de energía eléctrica, agua y telefonía.

Casas inundadas, cantidades de familias que quedaron atrapadas en medio del diluvio fueron rescatadas por el Ejército Mexicano y fueron llevados a unas bodegas que utilizaron como albergues.

En el año en curso se cumplen 50 años del impacto de este fenómeno meteorológico, hasta ahora, el más recordado a lo largo de la historia de nuestro municipio y que ha quedado en la memoria de la población.

Medidas preventivas en aquella época

En la industria de la refinería se tomaron medidas preventivas, ser apuntalaron torres, bodegas y tanques de almacenamiento, así como los techos de las casas y todo aquello que pudiera ser arrancado o dañado por los fuertes vientos.

Los comercios y las viviendas protegieron las puertas y ventanas con chapas y tablas de madera y con cintas adheridas a los cristales.

Había temor por la pérdida de familiares o del patrimonio, pero también curiosidad, de saber que podría pasar o a donde estarían después del ciclón que tocó tierras de Reynosa.

Para mucha gente era la oportunidad de vivir por primera, y quizá única vez un fenómeno de esa naturaleza, ¡porque no sabía a donde ibas a parar!

Por eso, a pesar de las advertencias mucha gente salió entre el aguacero y los ventarrones hacia las bodegas que implementaron como albergues y de esta manera evitaron muertes con Beulah, que tuvo un viaje de miles de kilómetros de travesía.

Año de 1933, otro recuerdo gris

Los habitantes de la entonces incipiente ciudad reynosense en el año de 1933, corrieron a refugiarse bajo los techos de lámina y cartón, al ver que se formaba un enorme torbellino que amenazaba con descargar su fuerza.

Sólo algunos minutos después, “El Ciclón del 33”, como se le conoce desde entonces, causó severas inundaciones, afectó los sembradíos de algodón, sorgo y dejó daños materiales cuantiosos en el puente colgante que habían habilitado para cruzar a los Estados Unidos.

Huracán Alex

Alex, entró a las costas de Tamaulipas poco después de las elecciones del 05 de julio del año 2010, cuyo fenómeno natural causó la muerte de siete personas y un desaparecido.

En Reynosa, evacuaron más de 80 colonias que estaban en peligro de inundación el día 06 de julio de ese año, autoridades estatales, federales y municipales se sumaron al apoyo de los afectados.

Recomendaciones

La presencia se estos fenómenos, provocan el pánico en la población, es recomendable conservar la calma y tranquilizar a los demás, escuchar las recomendaciones emitidas por la radio.

Es importante estar atentos a las recomendaciones que los diferentes organismos, para saber de las acciones que están llevando a cabo en su momento.

Desconectar los aparatos y el interruptor de la energía eléctrica, cerrar las llaves de gas y mantenerse alejado de puertas y ventanas.

¿Qué hacemos?

Elaboremos juntos el plan familiar de emergencias. Es sencillo y puede salvar la vida de nuestra familia.

Con los miembros de la familia preparemos el maletín para emergencias, con alimentos no perecederos, radio, lámparas, documentos personales, medicinas y protectores para cubrir la nariz.

Acudamos a las autoridades locales para saber si la zona en que vivimos está expuesta a este tipo de riesgos.

Prestemos atención a los informes oficiales de radio, televisión y prensa escrita.

Seleccionemos cuidadosamente las zonas de mayor seguridad.

Aseguremos las puertas y ventanas con soportes adicionales de hierro, que resistan el golpe de fuertes vientos.

Aseguremos los vidrios de las ventanas con cinta o papel adhesivo especial para evitar que alguien resulte herido.

Analicemos las probabilidades de tener que evacuar el hogar.

Cortemos las ramas de los árboles que podría desprenderse y causar daño.

Almacenemos alimentos enlatados (atún, frijoles, sardinas, leche) que no necesiten refrigeración y agua purificada o hervida en envases con tapa.

Tengamos a mano una radio y linterna de pilas con repuestos necesarios.

Mantengamos un botiquín de primeros auxilios.

Después:

Conservar la calma.

Seguir las instrucciones transmitidas por las autoridades a través de los medios de comunicación.

Si hay heridos reportarlos inmediatamente al 9-1-1.

Cuidar que los alimentos estén limpios. No comer nada crudo ni de dudosa procedencia.

Consumir el agua potable que se almacenó o hierva la que va a tomar.

Revisar cuidadosamente la casa y verificar que no haya peligro.

Si la casa no sufrió daños permanecer allí.

Asegurarse que los aparatos eléctricos estén secos antes de conectarlos.

Usar el teléfono sólo para reportar emergencias.

Si la vivienda está en la zona afectada, no se debe regresar a ella hasta que las autoridades lo indiquen.

Eliminar el agua estancada para evitar plagas de mosquitos.