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Durban, Sudáfrica.- En promedio, 29 adolescentes de entre 15 y 19 años se infectan de VIH cada hora, en todo el mundo, aseguró el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef) en el marco de la 21 Conferencia Internacional sobre Sida, que se celebra del 18 al 22 de julio en Durban, Sudáfrica, por lo que hizo un llamado a redoblar los esfuerzos de prevención y acceso a tratamiento.
“Después de salvar y mejorar vidas gracias a la prevención, tratamiento y cuidado, de ganar batallas contra el prejuicio y la ignorancia, de acumular una gran experiencia en la materia, el sida aún es la segunda causa de muerte a escala global en el grupo de personas de entre 10 y 19 años y la primera en África, en dicho sector de la población”, señaló Anthony Lake, director ejecutivo de Unicef.
El titular del organismo internacional indicó que las niñas y adolescentes son el sector más vulnerable, pues 65 por ciento de las nuevas infeciones en adolescentes se registran en este grupo poblacional. Incluso, añadió que en el África subsahariana, tres de cada cuatro infecciones detectadas de manera reciente han sido en niñas.
Sobre el diagnóstico de nuevos casos, explicó que el miedo es uno de los principales obstáculso a vencer ya que sólo 13 por ciento de la población global de niñas o adolescentes y nueve por ciento de la de varones jóvenes se aplicaron una prueba de detección.
Un estudio realizado por la agencia internacional especializada en la niñez y las juvetudes, aplicado en 16 países, indicó que 68 por ciento de 52 mil jóvenes encuestados afirmó no querer aplicarse una prueba de detección de VIH por miedo a obtener un resultado positivo y las consecuencias sociales que derivarían de este.
Al respecto, Lake comentó que la batalla contra el sida no se terminará hasta que se redoblen las acciones de prevención y los esfuerzos por incrementar el acceso al tratamiento, así como hasta llegar a esas vidas jóvenes a las cuales todavía se les niega el progreso que millones de personas antes que ellos han disfrutado y finalizar con el estigma y el miedo que evita que muchas personas jóvenes sean diagnosticadas a tiempo.





