Los acontecimientos ocurridos en nuestro querido Monterrey, donde un chico de escasos 15 años tuvo acceso total a un arma y municiones, para después utilizarlas contra su maestra y compañeros, tras lo cual, gran parte de la sociedad haciéndose las mismas preguntas ¿Por qué lo hizo? ¿qué lo orilló a tomar esa terrible y equivocada decisión? ¿qué estamos haciendo los padres? Preguntas sin una real respuesta.
Demás está lo que cada habitante del país y del mundo ha opinado al respecto, lo hecho; hecho está. Lo que sí es verdad es que el chico vivía en el seno de una familia “normal”, papá y mamá viviendo juntos. Por lo que hoy podemos hacer la pregunta ¿y ahora qué piensas de las madres solteras? en México hay 4.5 millones de ellas, madre soltera es aquella separada, abandonada, viuda o divorciada, que cría a sus hijos menores de 16 años sin la presencia física ni el apoyo económico del padre o de cualquier otro varón.
Somos poco más de 122 millones de mexicanos, de los cuales casi sesenta y tres millones son mujeres y sesenta millones son hombres.
En el 2005 había en el país 16.3 millones de mujeres trabajando y, según estudios del Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática (INEGI) en el 2015 se sumaron cuatro millones más, lo que arroja que para el 2016 teníamos mas de 20.3 millones de mujeres que trabajan fuera del hogar, de estas un 65 por ciento son casadas por lo tanto, no existe una base que refleje relación en el comportamiento de los hijos de madres solteras y madres casadas.
Por regla natural, la crianza de los hijos debe ser entre ambos padres, en forma coordinada, basada en el amor y el respeto, y como las evidencias nos enseñan que los chicos se meterán en problemas aunque vivan en un hogar común con papá y mamá, no hay garantía que están teniendo la educación, atención y guía necesaria o correcta.
Por muchas décadas se consideró a la mujer mexicana como prototipo de la forma en que debería ser una buena madre, casi perfecta, sabia, de decisiones acertadas, amorosa y abnegada, más con el paso de los años, nos fuimos dando cuenta que estas características eran falsas, fueron estereotipos creados por los medios de comunicación masiva.
Y no es que todo sea una mentira, también existen millones de madres buenas y lindas, pero no perfectas ni abnegadas, la mujer actual es mas realista, muchas veces más mujer que madre, la que va en busca de su realización personal, que desgraciadamente dedica más tiempo a su trabajo y vida social, ese padre de familia que siempre tiene pretextos, como el estrés laboral para llegar a casa solo a descansar, aquel que le regala a sus hijos todos los videojuegos que existen en el mercado, o el celular más moderno a un chiquillo de 9 o 10 años, que ya tiene acceso a redes sociales, sin saber siquiera usar la ortografía, con la inocencia de su edad a merced de los malvados y mal intencionados que abundan en la red.
Asimismo, también están aquellas parejas que ya no se lleva bien, que viven una falsa armoniosa relación, solo para estar socialmente vigentes y aceptados, esas parejas tan disparejas que ni ellos saben porque siguen juntos, que dicen estar sosteniendo una familia y un hogar por la sanidad de sus niños, pero si son los mismos hijos que emiten señales, señales que de afuera se ven, pero del interior no se perciben, nada peor para nuestros hijos que vivir en un supuesto “hogar normal” donde te encuentras esa buena madre chantajista que sufre mucho que reparte culpas, principalmente al padre, este comportamiento va silenciosamente creando chicos inseguros, miedosos, acomplejados, traumatizados, sin que exista el maltrato físico o verbal, los más afortunados serán parte de la cartera de clientes de los tan de moda psicólogos y terapeutas, y lo más triste es que deberíamos primero ir a la terapia los padres, para poder asumir mejor nuestro papel verdadero, juntos o separados. Porque solo así podemos reducir el riesgo de que se vuelva a presentar una tragedia como la del Colegio Americano del Noreste.
¡Ciao!