¿Por qué nos importó tanto el accidente de Reforma?

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Por HuffingtonPost México

El accidente del coche que quedó partido en pedazos en Reforma, en el que murieron cuatro personas, fue tema de conversación en oficinas y sobremesas chilangas durante varios días. En algunos lugares y medios de comunicación, aún lo es.

Que haya sucedido en una de las avenidas más importantes del país, lo aparatoso del siniestro, la cantidad de víctimas y el hecho de que el conductor salió prácticamente ileso dieron vuelo a la noticia. Pero no fueron los únicos factores que influyeron para que el caso cobrara relevancia nacional.

Todos conocemos a alguien que ‘maneja mejor pedo’ o que ‘no se acuerda de cómo llegó a la casa’. Muchos hemos visto más de una vez a algún aferrado en manejar su automóvil, pese a que apenas puede mantenerse en pie. También hemos visto a los ‘astutos’ (o hemos sido) que esquivan el alcoholímetro gracias a la información en Twitter.

El choque del BMW tocó fibras sensibles en todos nosotros, porque quizá fuimos o hemos visto a nuestros seres queridos ser potencialmente este conductor o esos pasajeros.

Miles de personas son detenidas y enviadas al ‘torito’ anualmente en la Ciudad de México. Sin embargo, muchas miles más logran evadir los operativos antialcohol de las autoridades capitalinas, ‘gracias’ a cuentas en redes sociales que avisan puntualmente dónde se ubica cada punto de revisión.

De acuerdo con el último documento publicado al respecto por la Organización Panamericana de la Salud, en 2013 México ocupaba el séptimo lugar mundial en muertes por accidentes de tránsito. Según este estudio, 24 mil personas mueren al año en el país en accidentes de tránsito relacionados con el consumo de alcohol.

En redes sociales pulularon conjeturas e incluso absurdas condenas a quienes fallecieron en el accidente de Reforma. Como si hubieran sido los únicos. Manejar borracho o subirte al automóvil de un borracho es un despropósito, sí, pero uno que cometen miles y miles de personas en el país cada fin de semana.

¿Es tan difícil entender el peligro que conlleva no solo para el conductor y sus acompañantes sino también para otros conductores y peatones?

Ya lo dijo Séneca: ‘quien disputa con un beodo, disputa con un hombre ausente’. Y como Séneca siempre tiene la razón, es mejor tomar las decisiones correctas y a tiempo. ¿Para qué llevar el coche a un bar o a una fiesta si seguramente vas a beber alcohol? ¿No es más fácil dejarlo en casa y disfrutar sin hacerle daño a nadie?

Una buena decisión hace la diferencia entre la vida y la muerte, como el caso de las víctimas de esta tragedia; o entre la vida en libertad, 20 años de cárcel y una conciencia intranquila.