Lo dicen las canciones, y en general, toda nuestra cultura mediática: el amor duele. Sin embargo, otras corrientes, como la superación personal y autoayuda nos dicen que el amor no tiene por qué doler. ¿A quién creerle? En este artículo te lo diremos.
Comencemos por definir el amor. En El Arte de Amar, Erich Fromm afirma que el amor no es estático, si no que se cultiva con base en acciones de todos los días.
El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”. El amor maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”. El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito”. El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”.
Es cierto que el amor duele, pero lastima mucho más cuando se ejerce de manera infantil o inmadura, siendo un adulto.
Duele porque, aunque sea verdadero y sincero, es necesario aprender a amar, lo cual no es una tarea fácil y puede durar toda la vida. Duele cuando no es mutuo ni recíproco, y también cuando una relación termina.
Sin embargo, un amor maduro sabrá que va más allá del enamoramiento, y, aunque la relación termine y duela, este dolor no será mayor que el disfrute y la alegría que trajo cuando se realizó. Esa es la clave.
Cuando en una relación sentimental de pareja, el amor empieza a causar más tristezas que alegrías, significa que es hora de poner tiempo y distancia.
En este aspecto, pueder ser de utilidad para ti nuestro artículo acciones que salvarán tu relación de una ruptura.
Y sea o no una separación definitiva, debes saber que el amor de la vida no “se encuentra”, si no que se elige y se construye, se aprende.
Significa todos los días preguntarse si se desea seguir al lado de esa persona o se estaría más tranquila cada quien por su cuenta. Si la respuesta es que sí se desea, manos a la obra, que, como una planta, el amor se cuida todos los días.
¿Cómo debe ser el amor?, aquí compartimos contigo el poema de Frida Kahlo que te hará valor el amor que mereces.
