
Un refugiado de 17 años, que incumplió la prohibición de salir a la calle impuesta por el COVID-19, murió al ser alcanzado por el disparo de un agente, cuando trató de huir de un control de la policía en la provincia de Adana.
El fallecido caminaba de regreso a su casa desde el trabajo, cuando los oficiales lo detuvieron en un control rutinario, según varios testigos.
Recibió un disparo en el pecho cuando trató de saltarse el control, presumiblemente para evitar la multa de 470 euros, por romper la prohibición para que los menores de 18 años salgan a la calle sin excepciones.
A la víctima, la trasladaron a un hospital donde falleció; “el joven no siguió las advertencias policiales, huyó y resultó herido accidentalmente cuando la policía, abrió fuego como advertencia”, señaló la gobernación de Adana en un comunicado. El agente que abrió fuego, quedó suspendido mientras se investiga lo sucedido.
El Gobierno turco, prohibió que los menores de 20 años que no trabajen y los mayores de 65 salgan a la calle, como medida para evitar contagios de coronavirus.
Por EFE





