“El Congreso aprobó el miércoles una amplia reforma electoral. Esta debilita sustancialmente el Instituto Nacional Electoral, al recortar sus recursos financieros, suprimir su autonomía y dificultar de manera considerable el castigo de políticos que violen las leyes electorales. Los críticos señalan que, con la reducción de personal, ya no será posible llevar a cabo elecciones de manera correcta y fiable.
El Instituto Nacional Electoral (INE) es considerado uno de los pilares fundamentales de la democracia mexicana. Contribuyó decisivamente a que, en el umbral del nuevo milenio, se lograra transformar pacíficamente el régimen unipartidista de facto del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en un sistema pluripartidista competitivo. Eso se consiguió cuando el organismo electoral, tras una larga historia de fraudes electorales, posibilitó la celebración de elecciones fiables. El debilitamiento del INE pone por eso en peligro la estabilidad democrática de los últimos 25 años. (…)
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En todo caso, lo que ocurre es insatisfactorio para la democracia mexicana. En este contexto, hay que considerar especialmente que, tras Estados Unidos y Brasil, ahora el tercer país con mayor población de América está socavando la credibilidad de su sistema electoral”.
AMLO debilita el organismo electoral
El rotativo Frankfurter Allgemeine Zeitung, de la metrópoli alemana Fráncfort del Meno, también dedica un artículo al tema:
“La reforma aún tiene que ser rubricada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que es una mera cuestión formal. El izquierdista López Obrador es considerado un firme partidario de la reforma, que él habría querido realizar de manera todavía más profunda. Una reforma presentada en diciembre, para transformar el INE en un organismo de representantes electos, no encontró sin embargo la mayoría necesaria en el Congreso.
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La oposición se resistió hasta el final a la reforma. Argumenta que las modificaciones conducirán al debilitamiento del organismo electoral independiente y, con ello, de la democracia.
El INE, al igual que otras instituciones en gran medida independientes, surgieron en el año 2000 cuando, tras 71 años de gobierno del PRI, México pasó de un sistema unipartidista a convertirse en una democracia pluripartidista. Las instituciones surgidas entonces, y en especial el INE, son vistas por expertos como un importante pilar de la moderna democracia en México.
Sin embargo, López Obrador ha calificado reiteradamente a dichas instituciones como instrumentos para defender los intereses de élites políticas y económicas. (…) Algunos mexicanos ven en la retórica de su presidente paralelos con los expresidentes de Estados Unidos y Brasil (Trump y Bolsonaro), que antes de las elecciones socavaron la confianza en el proceso electoral”.
