Por Andrea Santa María
El 24 de junio se festeja el Día del Paramédico en todo el mundo en reconocimiento de la labor que llevan a cabo estos profesionales encargados de prestar atención de emergencia a los afectados durante accidentes, siendo responsables de brindar las primeras atenciones del paciente desde el lugar de los hechos hasta su ingreso al hospital más cercano.
De acuerdo a Clara Zamarripa Ríos, coordinadora de comunicación e imagen de la Cruz Roja, en la delegación Reynosa actualmente se tiene un registro de 32 socorristas que son los que prestan servicio por jornadas de ocho horas, mismas que en ocasiones se duplican pues se quedan como voluntarios para cubrir otro turno en caso de ser necesario por la demanda de servicios.
“Los horarios que cumplen aquí la mayoría de las veces los realizan después de que salen de trabajar en otros empleos donde algunos cumplen jornadas laborales de hasta 12 horas y vienen a cubrir días, como los fines de semana en que se llegan a presentar hasta 50 servicios que requieren atención y aunque entre semana es menos todo el día están saliendo a atenderlos además que laboramos 24 horas, siete días a la semana”.
Para ingresar a las filas de esta institución en este cargo, la formación requerida para desempeñarse es la de Técnico en Urgencias Médicas (TUM) lo cual les permite contar con los conocimientos necesarios para brindar atención médica pre hospitalaria ya sea que se desarrollen a lo largo de su carrera como radio operadores, paramédicos o conductores de ambulancia, para la cual también toman un curso para especializarse en cada área.
“Ellos hacen un curso de un año y se les prepara en todos los temas psicológicos, teóricos, prácticos y sobre todo en cómo se deben manejar en cuanto al servicio de pacientes además de realizar horas de servicio: tantas horas de paramédico, tantas horas en urgencia, tantas en radio, para que ellos puedan salir a cubrir un servicio”.
Julián Barajas, paramédico en activo de esta unidad, lleva 11 años al servicio desde que ingresó a los 16 años de edad, motivado principalmente por “el amor y la pasión de atender a la gente”, mismos que hasta el día de hoy son motor en su diaria tarea que lleva a cabo “sin esperar nada a cambio porque con el simple hecho de recibir un gracias con eso nos damos todos por satisfechos y bien pagados”.
Sin embargo, tiene claro que además de esa satisfacción de saberse útil ayudando a otras personas, existe un reto mayor cada vez que salen por el llamado de alguna persona y es el de su propia seguridad al no saber con certeza qué van a encontrar, teniendo conciencia de su propia vulnerabilidad humana.
“El principal reto que vivimos en esta labor es sobrevivir al día, porque nos levantamos, entramos a las siete de la mañana, salimos a las 11 de la noche, pero no sabemos qué que nos tiene preparado el destino, si vamos a llegar al domicilio donde vamos a atender a la gente o no , porque hay riesgos en el camino: a veces que está lloviendo, hay tráfico o los incidentes de inseguridad que suceden en la ciudad y que también nos afectan a nosotros porque también somos humanos, no somos superhéroes”.
Este vaivén de emociones es parte de lo que desde su capacitación les enseñan a controlar, así como trabajar respecto a cualquier conexión que formen con los pacientes a fin de atender las emergencias sin verse involucrados siendo de esta manera más eficientes, según lo cometa.
“Nos enseñan a no ser corazón de piedra, pero también a tratar de no involucrarnos tanto, pero hay ocasiones en que eso es irremediable porque a cualquier ser humano le toca el corazón ver a un niño sufriendo o a una persona de la tercera edad sufriendo o por cualquier causa que nos llegan a tocar”.
Así de los 11 años en los que ha pasado por los 3 servicios, puede destacar dos casos especiales que lograron afectarlo fuertemente pero que a la misma vez le permitieron reafirmar que ésta es su vocación.
“Las experiencias más fuertes que me han tocado han sido dos: atender la muerte de mi papá y atender a un niño de tres años quemado completamente, carbonizado. El simple hecho de que te lo entregaran en los brazos y lo pasaras a la camilla y quedarte con pedazos de piel en la mano hecho carbón, eso me impactó demasiado”.
Este hombre que por el momento atiende las llamadas de auxilio desde el radio exhorta a la población a apoyarlos y al decir esto hace hincapié en que no es un apoyo económico lo que buscan, sino respeto y empatía en su diario trabajo.
“Con el hecho de que tengamos una educación vial, de cederle el paso a la ambulancia cuando la escuchemos e irnos a la derecha para cederles el carril de alta velocidad, con eso nos vamos más que satisfechos porque ahorramos y disminuimos el tiempo de respuesta y esos minutos son vitales para la vida de un paciente”.