Otro giro inesperado de Trump: dreamers

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Abrió las puertas para que durante su mandato se busque una solución para los cientos de miles de jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños

POR AGENCIAS

WASHINGTON. “Desde un punto de vista humanitario es una situación muy difícil pero vamos a trabajar en algo para hacer que la gente esté feliz y orgullosa”, dijo el Presidente electo en una entrevista a la revista Time, publicada con motivo de su elección como persona del año.

Trump aseguró que los “dreamers” fueron traídos al país “a muy corta edad”, destacó que algunos fueron buenos estudiantes y otros tienen hoy “trabajos estupendos”, pero admitió que ahora “están en un limbo porque no saben qué va a pasar”.

Las declaraciones de hoy contrastan con sus discursos durante la pasada campaña, en la que Trump prometió en repetidas ocasiones que si ganaba las elecciones acabaría con todos los decretos en materia migratoria promulgados por el presidente, Barack Obama.

Entre esos decretos figura el plan de Acción Diferida (DACA) de 2012, que buscaba entre otras cosas frenar la deportación de los “dreamers”, que según datos difundidos por las autoridades ascienden en la actualidad a más de 750 mil.

El plan DACA permitió a los jóvenes indocumentados acceder a un permiso de trabajo temporal y a una licencia de conducir, y detuvo en muchos casos órdenes de deportación final, entre otros alivios migratorios.

En la misma entrevista, Trump reiteró hoy que construirá un muro en la zona fronteriza con México, para a renglón seguido admitir que tendrá que seguir entrando gente en el país desde el otro lado de la frontera “porque necesitamos trabajadores”.

“Debemos dejar que la gente venga a nuestro país, porque eso es bueno para todos. Es bueno para ellos, pero también para nosotros. Vamos a tener fronteras más seguras pero no vamos a permitir que vengan ilegales”, añadió el Presidente electo.

Las medidas promulgadas por Obama hicieron que miles de jóvenes indocumentados salieran “de las sombras” y se incluyeran de manera voluntaria en una lista del Gobierno en la que están recogidas sus huellas dactilares y la dirección de sus casas.