Obtienen el vino del cielo; estresan a la uva para saborizar el licor

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Ubicado a 2 mil 400 metros sobre el nivel del mar, vinicultores aseguran que la altitud es la clave de sus cultivos

FUENTE EXCELSIOR

GUANAJUATO, Gto.- Ubicado en la comunidad de Sangre de Cristo, a espaldas del Cristo de la Montaña en el emblemático Cerro del Cubilete y, posicionado a dos mil 400 metros sobre el nivel del mar, Caminos D´Vinos es considerado por el gobierno de Guanajuato como el viñedo más alto de México y uno de los más altos del mundo, solamente detrás de dos plantaciones en Argentina.

El viñedo, localizado a 40 minutos de León y a 20 de la capital del estado, considera que gracias a su ubicación geográfica y orográfica consigue un tipo de uva que da un sabor a sus vinos distinto al del resto, por lo que asegura que su altitud representa un espacio teóricamente ideal para el cultivo de la vid.

El director de Relaciones Públicas del Grupo Lintel, a cargo del viñedo, Óscar Negrete Pérez, destacó que en las diez hectáreas que tiene el plantío ya crecen las plantas en una tierra arcillosa en donde jamás se había cultivado nada. Y es que la actividad económica en la zona es todavía la minería.

“Las características climatológicas, orográficas y del tipo de suelo provocan una reacción en la planta que es benéfica para el objetivo. La idea es crear un vino robusto, cuyo sabor y cuerpo sea único en el mundo.

“No es una latitud propicia para la siembra de la vid, pero con la altitud logras los espectros amplios de clima que le dan a la uva el sabor. A la vid hay que estresarla, hay que hacerla sufrir con el clima para que se concentre el sabor, y la mineralidad de los suelos da un resultado favorable. Cabe recordar que se encuentra en una zona altamente mineralizada por las minas y montañas de Guanajuato”, comentó el ejecutivo.

La zona en la que se ubica el viñedo es de laderas, entre montañas, de modo que el agua corre cuesta abajo.
Óscar Negrete explicó que Guanajuato está fuera de la latitud convencional para la producción de vino, porque en México solamente Baja California está en el rango de España, Francia e Italia, pero Camino D’Vinos compensa  su latitud con la altura sobre el nivel del mar.

“Nosotros sustituimos con altitud porque ésta da el espectro climático. Acá arriba tenemos  mañanas muy frías y luego tenemos un solazo entre las 11:00 y 16:00 horas. Después llegan las noches frías. Hay cambios muy grandes, entonces con eso la vid se estresa y en vez de dar cantidad, da calidad”.

En el viñedo fueron plantados 30 mil sarmientos de ocho variedades de uva. Dos de ellas para producir vino blanco con semillón y chardonnay, y seis variedades para vino tinto: Cabernet, malbec, tempranillo, shiraz —syrah—, merlot y pinot noir. Cada planta puede ofrecer la uva suficiente para hacer el vino contenido de una botella.

Es importante decir que en el viñedo hay sembrados 450 árboles de olivo, históricamente ligado a la vid.
Óscar Negrete comentó que se ha intentado sembrar la uva tipo pinot noir en Dolores Hidalgo, pero no resultó por la falta de bajas temperaturas que sí pueden replicarse en las montañas de la Sierra de Guanajuato.

María José Fernández de Castro Martínez, sommelier egresada del Colegio de Vino de Burdeos, Francia, explicó que al someter la vid a temperaturas bajas y altas, con un alto diferencial térmico, como ocurre en las alturas del Cerro del Cubilete, se provoca un efecto de concentración de propiedades en la uva, pues ésta crea una piel más gruesa conservando los taninos, antocianos que dan estructura y color al vino, que es el producto final.

“Se hace más concentrado, favorece la intensidad y, por lo tanto, la calidad”, ilustró la especialista que también pertenece a la Organización Nacional de Sommeliers de México.

Fernández de Castro Martínez apuntó que se apuesta por el cultivo de la pinot noir, de la cual se espera sea única en su tipo y se convierta en el mejor vino de México.

De esta forma la primera cosecha destinada a convertirse en vino podría tener lugar en tres años. Por ahora, el viñedo es maquilado por la casa vinícola Cuna de Tierra, instalada en Dolores Hidalgo.

El proyecto enólogo se encuentra en la exhacienda Jesús María, la cual fue rescatada por un grupo de inversionistas de Chihuahua y de Guanajuato, quienes dieron al sitio el valor agregado de contar con un espacio para reuniones y fiestas, así como un hotel boutique alejado del bullicio citadino.

 

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Un arte tradicional

De acuerdo con la Secretaría de Turismo de Guanajuato, el noroeste del estado es conocido como la Cuna del Vino de América.

Es la región en donde Miguel Hidalgo y Costilla daba clases y practicaba los oficios del cultivo de la vid.

A finales del siglo XIX, Porfirio Díaz impulsó la vitivinicultura importando más de un millón de cepas de distintas partes del Viejo Continente.

La Primera y Segunda Guerra Mundial permitieron que muchas de las cepas llegaran no solamente a Estados Unidos, sino a Chile, Argentina y Baja California.

Aún quedan viejas bodegas vinícolas auspiciadas por latifundistas y por la Iglesia católica en los municipios de San Luis de la Paz y San José Iturbide.

Hoy pueden disfrutarse las fiestas y convivios en casas vinícolas de Guanajuato, Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende, a través de la resurrección de las fiestas veraniegas de La Vendimia en cenas maridaje, degustación de platillos, catas guiadas, recorridos por viñedos, pisa de uva, corte de uvas, visitas a las bodegas, catas de vinos y eventos musicales y culturales.