“Chiquilín” es un perro con una historia que a cualquiera partiría el corazón, ya que sus propios dueños, unos niños de entre 7 y 10 años de edad lo torturaron y abandonaron a su suerte, en Tultitlán, Estado de México.
Dentro de una bolsa de plástico, fue rescatado por una vecina, testigo de la crueldad a la que fue sometido.
El perrito era constantemente arrojado desde la azotea de su casa, fracturándose una pata. Por su nula atención médica se le infectó una herida hasta necrosarse.
Como no se moría, los niños lo golpearon e inclusive le pasaron una carretilla encima, pero Chiquilín optó por la vida. Al final, los padres de los niños les exigieron sacarlo de allí, pues su pata necrosada desprendía un olor insoportable, echándolo a la calle los menores y arrojándole piedras para que no regresara.
Dado que el perrito insistía en quedarse con su “familia”, lo echaron a una bolsa de plástico y fueron a tirar a un baldío.
Afortunadamente, el canino ya se encuentra hospitalizado en el Centro Médico Veterinario Fajardo, en la colonia Miguel Hidalgo de la CDMX.
La organización animal Mundo Patitas ya interpuso la denuncia correspondiente por maltrato animal contra Juan Manuel y Araceli, padres de los niños que torturaron al perrito.
