Museo de Guadalupe, Zacatecas reabre con exhibición renovada

CIUDAD DE MÉXICO.- Puertas adentro, luego de su cierre por la contingencia sanitaria, el Museo de Guadalupe, en Zacatecas, comenzó a planear su eventual reapertura. Así, a lo largo de un año en el que se dio a la tarea de acondicionar sus espacios para recibir a los visitantes bajo la nueva normalidad, también preparó una exposición con la cual reabre y celebra al siglo XXI con un tono esperanzador, mostrando y diseccionando 21 de sus Grandes obras.

Este 30 de marzo, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reabrió este recinto, bastión del arte novohispano y una joya por sí mismo al estar albergado en el Antiguo Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe, como parte de los espacios culturales de Zacatecas que reanudan actividades, ante el avance de esta entidad federativa en el semáforo epidemiológico.

En una breve ceremonia, con la presencia del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, y siguiendo los protocolos de sana distancia, se inauguró la exposición Grandes obras, con la cual el Museo de Guadalupe abre nuevamente al público y se puede acceder a 15 de sus 28 salas, así como a esta muestra montada en el auditorio, donde la estancia simultánea será de ocho personas, como cupo máximo. El recinto abrirá de martes a domingo, de las 10:00 a 16:00 horas, y solo operará al 30% de su capacidad.

En su intervención, la directora del Museo de Guadalupe, Rosa María Franco Velasco, informó que en el contexto del confinamiento por la COVID-19, este espacio tuvo una revisión y una nueva apreciación de sus propias colecciones, de la cual surgió la idea de —una vez abiertas sus puertas— ofrecer a sus visitantes un reencuentro refrescante y diferente con el museo, al sacar de bodega piezas poco conocidas e, incluso, inéditas.

“Con estas 21 obras celebramos este siglo XXI, el cual nos ha traído nuevos desafíos que debemos asumir manteniendo firmes nuestras raíces, ese es el propósito de esta exposición que tiene un alto nivel tanto en su colección, como en su puesta museográfica, pensada para todo tipo de público”.

Considerando que de las paredes del Museo de Guadalupe penden verdaderas obras maestras, las cuales se han mantenido y permanecerán in situ, la tarea de seleccionar 21 obras no fue nada fácil, refirió por su parte la curadora de la exposición y titular del Museo de Historia de Aguascalientes, Violeta Tavizón Mondragón.

Conocedora de los acervos del Museo de Guadalupe, del que fue subdirectora, la historiadora indicó que del casi millar de bienes muebles del recinto zacatecano, poco más de 600 están en exhibición, lo que todavía deja un importante número sobre el que elegir. Las pautas estuvieron determinadas por los cuatro núcleos temáticos en los que se dividió la exposición: “La Técnica”, “La Belleza”, “La Originalidad” y “El Simbolismo”.

Obras maestras introduce al visitante en las diferentes técnicas que se dieron en la Nueva España, a partir del embarco de ideas, productos y tecnologías venidos de todos los continentes, de modo que la pericia de la mano indígena en el arte plumario y en el manejo de la pasta de caña, cobraría nuevos motivos de inspiración en la fe católica, o retomaría técnicas extranjeras como la talavera, la talla de marfil, el óleo sobre tela o el maque, bajo patrones y diseños propios. Aquí, se destaca el papel del fray Pedro de Gante, como promotor de estos oficios entre la población local.

Para ejemplificar lo anterior, se sacaron de bodega dos pequeños mosaicos de plumaria del siglo XVI que representan a San Francisco y a San Pedro. Ambos se sometieron a un arduo trabajo de conservación y restauración, y su montaje fue supervisado por la especialista de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, Dora Méndez Sánchez, a fin de mantener estables sus condiciones de temperatura y humedad.

La sección denominada “La Técnica” se complementa con Cristos de pasta de caña y marfil, así como cerámica de talavera y un baúl de laca, los cuales dan cuenta del uso de estas técnicas en la vida cotidiana de la sociedad novohispana, formando parte del menaje de muchos hogares, los cuales buscaban distinguirse al adquirir estas valiosas piezas.

El apartado “La Belleza” presenta creaciones de los siglos XVII al XIX, anónimas y de importantes exponentes del arte novohispano, caso de La Anunciación, de Cristóbal de Villalpando, El bautizo de la Virgen, de Antonio de Torres, y otras más de autores como José de Alcíbar y Nicolás Rodríguez Juárez.

En el núcleo “La Originalidad” se reivindica el rol de estos pintores, que si bien encontraron una fuente común de inspiración en los grabados hechos a partir de las obras de artistas barrocos europeos, como Pedro Pablo Rubens y Antonio Palomino, realizaron composiciones genuinas como lo constata El árbol de la vida, de Cristóbal de Villalpando; o dotaron de una vibrante paleta cromática y elementos novedosos a las obras de influencia europea, como el trabajo de Gabriel José de Ovalle y de Miguel Cabrera, entre otros.

La última sección, “El Simbolismo”, retoma cuadros como Salomé y la cabeza de San Juan, de Antonio de Torres, para explicar al público la manera en que, siguiendo los cánones del catolicismo, eran representados los pecados, en este caso la lujuria, o aspectos como la vanidad y el hedonismo; o se identificaban instituciones como el Santo Oficio, del cual se exhibe una pintura de su emblema.

La exposición Grandes obras, en cuya inauguración también estuvieron el director general del Instituto Regional del Patrimonio Mundial en Zacatecas, José Francisco Román Gutiérrez; el coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH, Juan Manuel Garibay López, y el titular del Centro INAH Zacatecas, Carlos Augusto Torres Pérez, permanecerá montada durante el resto del año.