Por Sin Embargo
La posibilidad de que Estados Unidos repatrie a millones de trabajadores mexicanos indocumentados hizo evidente que México no cuenta con una política de atención a los migrantes de retorno. Además, las ofertas que pueda hacerles a más de 600 mil dreamers son mínimas.
El entorno de incertidumbre y bajo desarrollo económico no hace creíble cualquier promesa de buenos salarios, acceso a la educación o buenas oportunidades laborales para los miles de jóvenes que podrían ser repatriados a México.
Expertos en migración consultados por SinEmbargo consideraron que es una tragedia que México no pueda recibir ese regalo que traerá por las políticas antiinmigrantes del Presidente Donald Trump y que en medio de esta crisis no se pueda al menos reaccionar de manera rápida.
Por el contrario, Canadá ha levantado la mano y quiere ganarse a esos jóvenes al extender el “sueño americano” a su territorio. Ese país entiende que es momento de dar la bienvenida a los dreamers de Estados Unidos.
De acuerdo con el diario canadiense The Globe and Mail, actualmente Canadá trabaja en una medida para abrirle las puertas a estos jóvenes que encaje fácilmente en sus objetivos de política migratoria, bajo la premisa de que a quienes van a recibir son personas que “trabajan y construyen familias”.
“Algunos llegaron a Estados Unidos cuando aún estaban en pañales; llegaron con sus padres en busca de una vida mejor. Muchos sólo se enteran de que no son ‘legales’ cuando tratan de obtener una licencia para conducir. Y a pesar de que son en gran medida exentos de las más recientes políticas migratorias, el Presidente Donald Trump les ha negado toda garantía”, acota el diario.
Los dreamers tienen fluidez en inglés y grados de excelencia en las actividades académicas y laborales. Pero a pesar de los diplomas y títulos, las perspectivas profesionales son negativas, ya que viven bajo el temor de ser deportados. Incluso los jóvenes se resisten a tener amigos por el miedo a revelar su condición migratoria.
Aunque la mayoría de la población estadounidense apoya la legalización o una ley que le permita a este sector acceder a la ciudadanía, el único intento hasta hoy es el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Esta política implementada dentro de una crisis humanitaria en 2014, en la que se registró una llegada masiva de menores migrantes a Estados Unidos, permitió a los jóvenes indocumentados protegerse de la deportación. A la fecha hay 750 mil personas inscritas en este programa, de los cuales 620 mil son mexicanos.
Los jóvenes inscritos a DACA son una parte importante de la contribución económica futura de Estados Unidos. Para el asesor económico del Primer Ministro Justin Trudeau, son el objetivo: Canadá empezará a enfocar una estrategia de migración que pueda cooptar el talento empresarial y a los estudiantes internacionales; serán considerados migrantes económicos y se les ofrecerá el “sueño canadiense”.
Este grupo poblacional tiene entre sus cualidades hablar bien el inglés, estudiaron en las escuelas de Estados Unidos y algunos tienen experiencia en el campo laboral de ese país. Además, por estar en DACA, ya fueron sometidos a análisis que demuestran que no son una amenaza para la seguridad nacional y no tienen antecedentes penales.
Son la promesa y Canadá los quiere: “son personas excepcionales. No es fácil ir a la universidad cuando se es indocumentado”, agrega el diario.
Los sueños se ven truncados con el “America First” de Trump. Aún no hay una declaración sobre DACA, pero se prevé que la información de la personas inscritas sea utilizada para deportarlas. De entrada, 510 mil 622 dreamers tienen que renovar DACA este año.
Canadá sabe que no puede recibir a todos, pero sí a 30 mil, que resultarán de una selección de los mejores perfiles para la economía canadiense.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Migración (INM), el 78 por ciento de los dreamers en Estados Unidos son de origen mexicano y son considerados una red de potenciales líderes biculturales con alta preparación académica.
Son una población a la que no se le preguntó si quería migrar o no, porque viajaron a muy corta edad, razón por la que muchos no hablan español y llegar a México es llegar a un país del que no se consideran parte.