La canciller fue elegida otra vez líder de la CDU, pero el número de votos indicó que muchos ya no están dispuestos a apoyarla más.
Por: Excélsior
Berlín.-“!Me tienen, me tienen, me tienen que ayudar!“, imploró Angela Merkel cuando finalizó el discurso de una hora pronunciado en el congreso de su partido, la CDU, que volvió a elegirla, el martes pasado, como Presidenta por novena vez, pero esta vez con sólo 89.5% de los votos.
El resultado de la votación, aunque aceptable, dejó al desnudo que no todos en el partido están dispuestos a ayudarle.
Merkel, consciente de los problemas que están naciendo en las filas de la CDU, cuando sólo faltan 10 meses para las elecciones, utilizó un lenguaje parecido al populismo para intentar erradicar el descontento de una militancia, que teme el auge de la ultraderecha y que ha cosechado éxitos electorales con un discurso xenófobo, como ha sido el caso del partido Alternativa para Alemania (AfD)
Para consolar y también calmar a las bases, Merkel apostó por prohibir el uso del velo integral en lugares públicos, y prometió que jamás volveria a repetirse en el país una llegada masiva de refugiados, como sucedió a partir de la segunda mitad del año pasado. Como era de esperar, los mil delegados al congreso, que finalizó el miercoles pasado, le brindaron una ovación de 11 minutos.
Pero el aparente acto de reconciliación con la líder del partido fue efímero y, en menos de 24 horas, Merkel tuvo que soportar una dura humillación, que puso en duda su autoridad y también su liderazgo. Cuando todo parecia que el congreso de la CDU, una familia organizada en forma vertical y que está acostumbrada a aprobar sin discusión las propuestas de la cúpula, sería cluasurado con la rutina de costumbre, pasó algo que no estaba en el guión de Merkel.
Sin que nadie lo esperara se produjo una sorpresiva y peligrosa votación sobre la iniciativa C28, que proponía dejar sin efecto la norma excepcional que permite a jóvenes nacidos en Alemania de padres extranjeros conservar dos nacionalidades.
Los autores de la propuesta ganaron la votación en un un claro acto de desobediencia hacia Angela Merkel y al resto de la cúpula directiva del partido. La doble nacionalidad habia sido consensuada con el SPD, el socio de la coalición en 2014, para enviar un mensaje de solidaridad a la poblacion extranjera, en especial a la comunidad turca.
¿Qué había pasado?. La CDU sabe que las elecciones nacionales pueden ser ganadas sólo con Merkel como candidata. Pero en las bases existe la certeza de que el partido debe regresar a sus orígenes conservadores y dejar de lado la modernidad que encarna Merkel, que siempre ha buscado ganar seguidores en el centro político.
Por eso, una mayoría, aunque estrecha, se pronunció contra la líder del partido y el acuerdo de la doble nacionalidad. La reacción de Merkel fue categórica. En varias entrevistas con cadenas de la television, confesó que la propuesta era un grave error político, que estaba en contra de esa medida y que no contaran con ella en la presente legislatura para abolir la doble nacionalidad.
No creo que debamos hacer campaña en torno a la doble nacionalidad, como hacíamos antes”, sentenció.
La inédita revuelta demostró que la campaña del próximo año no será un día de campo para Merkel, y todo parece indicar que tendrá que luchar contra su eterno rival, el Partido Socialdemócrata y tambien contra los militantes de su propio partido, que le exigirán un nuevo discurso político con tinte derechista.
Ése y no otro fue el mensaje del Congreso que se realizó en Essen, donde por primera vez en los útimos 16 años, la CDU se rebeló contra su líder y, peor aún, Merkel se mostró en contra de la CDU desde que fuera elegida por primera vez en mayo del año 2000.
O la CDU ha elegido a la líder equivocada o la señora Merkel se ha equivocado de partido”, señaló Sigmar Gabriel, el presidente del SPD y vicecanciller, al resumir con una buena dosis de veneno el resultado del congreso de Essen.
