Por Agencias
Christopher “N” tras quitarle la vida a un niño de tres años, ultimó a su madre para evitar que lo denunciara; el joven cuidaba al menor mientras su mamá, Emily “N” de 23 años, iba a la universidad.
Descuidó al pequeño, para tomar metanfetaminas y beber alcohol hasta perder el conocimiento; según Peritos de criminalística, tomó un objeto contundente con el que golpeó al niño en la cabeza. Cuando las drogas dejaron de hacer efecto, se dio cuenta del crimen que había cometido.
Minutos después y al saber que Emily estaba por llegar, agarró el cadáver y lo llevó a su cama; cuando la madre entró a la casa y buscó a su hijo, lo vio durmiendo y decidió irse a descansar.
A la mañana siguiente, el homicida tomó su arma, la envolvió en una toalla y le disparó a la mujer mientras dormía.
La familia de la fallecida denunció que ella y el niño no aparecieron por varios días, sin embargo, por falta de pruebas a Christopher lo liberaron; tras comprobar que sí cometió los asesinatos, lo condenaron a 30 años.
