
Muchas abuelas dan un consejos a sus nietas: llévala siempre limpia y mona porque nunca sabes si alguien la verá… Sí, hablamos de las bragas, esa prenda que es lo primero que nos ponemos después de ducharnos y a la que muchas veces no le damos la importancia que se merece.
Existe una gran diversidad de lencería para todos los gustos y bolsillos. Desde los calzones más simples, de esos que compras en paquete de 3 en el supermercado, hasta las finas braguitas de seda y encaje de exclusivas boutiques, pasando por los que hacen “magia” y hacen que las pompas miren al cielo. Sin importar la elección del modelo, color y estilo, hay algunos puntos que es conveniente tomar en cuenta al elegir esa prenda que protege la parte más sensible de tu cuerpo: tus genitales.
La importancia de la talla: Además de por razones estéticas (para evitar el famoso cameltoe o el cuerpo de muffin), utilizar un calzón de la talla correcta es importante para evitar infecciones vaginales (causadas por exceso de sudor, irritación o por el exceso de contacto con el ambiente en el caso de ser más grandes).
Prefiere los materiales naturales: tejidos como el algodón y la seda permiten una mayor ventilación y te proporcionan mayor seguridad y protección. El algodón además, ayuda a la absorción, por lo que lo ideal es que por lo menos la parte que está en contacto directo con tus genitales, esté elaborada con ese material.
Diferentes situaciones, diferentes modelos: no es lo mismo ir al gimnasio que a una cena especial y no querrás que, si una cita termina en algo más, tu chico piense que le robaste los calzones a tu abuelita.
Higiene ante todo: antes de usar ropa interior nueva, es ideal que la laves; al hacerlo prefiere los suavizantes hipoalergénicos libres de aroma y no la pongas a secar en lugares humedos. Además, por la sudoración diaria del cuerpo, es importante que todos los días utilices un calzón diferente.
¿Qué tipo de lencería te gusta más?
POR SILVIA OLMEDO





