Las puertas de la realidad, CEDES de Reynosa

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Con una sobre población de mil 600 prisioneros, mismo que sobrepasa lo debido se encuentra el Centro de Ejecución de Sanciones (CEDES) de Reynosa.

La mayoría piensa que es un lugar donde los internos entran en reflexión, hay paz y poco a poco se reintegran a la sociedad sin contar con privilegios algunos.

Hoy en día, es un sitio donde algunos reos gozan de libertades, como vender, comprar, ver televisión, hablar por teléfono, tomar cerveza incluso fumar marihuana y lo que se les antoje.

Por si fuera poco, recientemente han encontrado túneles inconclusos, donde se presume que algunos internos cansados por estar en el hotel más caro de Reynosa hayan querido escapar.

Además, algunos cateos por parte de Fuerza Tamaulipas han arrojado cientos de teléfonos celulares, latas de cerveza, televisiones, armas punzo cortantes, pero nadie habla de donde provienen las armas que estaban enterradas en la jardinera.

Se abren las puertas…

Custodiado por más de cuatro oficiales de la Policía Estatal Acreditable enfilamos el camino hacia el interior del Centro de Ejecución de Sanciones, se observaba una inmensa tranquilidad, un lugar donde aparentemente “no pasa nada”.

En la entrada se observaron una pipa que recién había llegado para dejar agua en centro penitenciario y varios tambos, unos sucios otros limpios, que eran llenados por los mismos internos.

“Cada tercer día nos traen agua, está la ocupamos para lavar la ropa, hacer de y otros quehaceres… lo que pasa que nosotros nos bañamos con agua salada”, manifestó un interno, mientras sostenía la manguera que depositaba el agua en un tinaco.

Enseguida estaba el área de la cocina, ahí se encontraba un reo quien estaba encargo de hacer el almuerzo.

_ ¡Buenos días!; ahorita me tocó hacer el almuerzo y ustedes pueden ver que estamos preparando hubo a la mexicana acompañado de frijoles refritos, como la mesa no alcanza para todos pues cada uno come donde pueda”, expresó un reo.

Minutos después, en el área de la visita conyugal se respiró una sensación de libertinaje, pues este se había convertido en los últimos días, una cantina irregular.

Sin olvidar la tiendita de abarrotes que se encontraba en el interior, denominado como “El Rostro”, donde estaba a la venta tu bebida favorita, botanas y productos de la canasta básica.

También se visitó el área de recreación de visitas donde hay juegos, aquí se entretienen los hijos de los reclusos cuando van de visita.

“Yo tengo siete años aquí pero nunca me han venido a visitar, porque mi familia está en Tabasco, a mí me trajeron porque me acusaron de que violé a una menor, pero eso no es cierto”, comentó un albañil interno.

Justo en frente se encuentra el área de lavandería y patios, donde los reos practican algún deporte, los tendederos están improvisados por los barrotes de los columpios, o lugares donde llegue el calor del sol.

Una jardinera estaba con la tierra removida (justo donde habían encontrado armas que pusieron a disposición de la Procuraduría General de la República, junto a este vergel, una pintura de San Judas Tadeo.

El misterio…

Mientras se continuaba con el recorrido, conocimos el lugar donde habían detectado unos túneles “al estilo Chapo”, pero inconclusos, los cuales ya estaban cubiertos de cemento.

“Estos realmente eran unas bodegas se utilizaban para almacenar armas, aires acondicionados, puntillas, alcohol y drogas, pero no tenían acceso al exterior del penal por lo que fueron cerradas con cemento”, expresó un oficial.

Poco después de meses, otro túnel inconcluso fue descubierto, pero en un área externo al centro de ejecución de sanciones, cuyo acceso era por el rancho Santa Sara.

Las autoridades mantuvieron un operativo de vigilancia, mientras que peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), realizaron una diligencia en el rancho ya mencionado.

El lado amable del cereso

Otro camino conducía al centro femenil, el lugar donde se aprecia tranquilidad, un templo donde cada mañana las internas acudían para hacer su oración y conectarse con el espíritu divino, pensando en sus familiares.

Algunas caras tímidas se asomaron por la puerta de casa reja, al fondo una tienda de abarrotes donde dos jóvenes platicaban de su vida antes de ingresar como reclusas.

Al fondo de un cuartucho de madera se escuchaba el sonido de una lavadora, mientras que Lucero estaba con su hijo de escasos dos años en un comedor dándole el desayuno.

En el mostrador de la tienda se encontraba Karen y Zulema, quienes se conocieron y se hicieron amigas en el interior del centro penitenciario.

“A mi me trajeron por robo, ya tengo dos años aquí, pues lo que me gusta es que estamos continuando nuestros estudios”, comenta Karen un poco nerviosa.

“Yo estoy aquí porque me atraparon con droga y que me traen para acá tengo como dos meses”, expresó, Zulema.

Ahí pueden continuar sus estudios, pueden leer, ejercitarse…

Hasta el momento, las autoridades no han presentado un proyecto donde tengan intensiones de ampliar el Centro de Ejecución de Sanciones ya que se encuentra sobre poblado, ¿que pasará?… ya construyeron un nuevo centro de justicia de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), el Servicio Médico Forense (SEMEFO).