
Por Redacción/Con Información del New York Times
Como sabemos, la industria automotriz representa el tres por ciento de la producción económica mundial,al ser el motor de la economía global, hoy en día por cada auto o camión que no sale de una línea de embalaje de en Detroit, Stuttgart o Shanghái, pone en peligro cientos de empleo.
Los sustentos de todas las empresas que trabajan en la industria están a merced de la escasez de los suministros y restricciones de los envíos que están haciendo que las empresas limiten su producción.
Pero sabemos que pese a esto, el porcentaje de la producción es aún mayor en países como Alemania, México, Japón o Corea del Sur debido a que son fabricantes.
Por lo que una desaceleración en la fabricación de coches dejaría cicatrices que tarden años en recuperarse.
Por ejemplo en Japón, en donde nacieron Toyota y Nissan, la escasez de autopartes provocó que las exportaciones disminuyeran un 46 por ciento el pasado septiembre, comparado con el año pasado, dejando claro lo poderosa que es la industria automotriz en la economía.
Hace tan solo unos días las concesionarias Ford y General Motors, unas de las más populares, reportaron grandes pérdidas en las ventas y las ganancias en el verano, sin embargo aumentaron sus pronósticos de ganancias para el año total.
Por su parte, Daimler, el fabricante de los autos Mercedes-Benz, anunció el viernes pasado que su utilidad neta aumentó un 20 por ciento en el tercer trimestre, aunque la empresa haya vendido un 25 por ciento menos de vehículos.
Sin lugar a dudas los más perjudicados son los trabajadores y cualquier persona que requiera de un coche accesible, pues los precios de los autos usados son muy elevados, debido a la falta de vehículos nuevos.
La crisis de carros inició el año pasado debido a que la materia prima clave como el acero y el cobre empezaron a subir.
La pandemia hizo lo suyo también, pues a finales del verano Estados Unidos empezaba a dar refuerzos mientras que en Malasia un rebrote hizo que cerraran las fábricas. Mahindra agotó rápidamente su inventario de piezas y tuvo que esperar a que se repusieran. Pero se retrasaron en los puertos, con cientos de barcos atascados y los costos de los contenedores subieron de 3000 a 20.000 dólares.
Es difícil saber con exactitud cuántos problemas en la industria automotriz se propagarán en el resto de la economía, pero hay pocas dudas de que el efecto será enorme porque muchas otras industrias dependen de las automotrices.
Además los fabricantes de automóviles son grandes consumidores de acero y plástico, por lo que apoyan inmensas redes de proveedores, así como los restaurantes y supermercados que alimentan a los trabajadores de la industria automotriz.
Por el momento no hay señal de que la crisis vaya a terminar pronto, los fabricantes semiconductores han prometido que aumentarán el suministro para la construcción de nuevas fábricas, aunque las empresas de coches no son los clientes más importantes, pues están dando prioridad a empresas como Apple y HP.





