La Columna de Fernanda

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Educadora; madre múltiple por vocación
Por Fernanda Treviño
Entre los besos y el arte; que tuvieron su día internacional el 13 y 15 de este mes respectivamente, me gustaría darle mi atención y espacio a las Educadoras de México.
Siendo el 21 de abril día asignado al reconocimiento de tan noble profesión. Ser educadora es como ser la madre de muchos niños a la vez, más bien de miles, que pasan por las aulas de la educación preescolar.
La educadora se prepara profesionalmente, sí, pero va más allá de solo preparación académica y actualización, es un compromiso adquirido con los educandos, con los padres de estos, es procurarse la salud física, psicológica e intelectual, para dar lo mejor de ella a nuestros pequeños.

Las educadoras son la primera persona fuera del hogar, que cada día, cada mañana tiene la exhaustiva tarea de recibirlos, con una sonrisa cálida, con suave voz que prodiga cariño, atención y respeto a sus alumnos, esos con sus caritas somnolientas, desmañadas, algunas veces enfadadas, otras tantas enfermas o tristes.

La educación preescolar, no es ir a jugar y cantar todo el día en la escuela, las educadoras tienen que prepararse, desde saber que canciones adecuarle a las dinámicas y juegos de aprendizaje, escoger el material didáctico es un proceso que requiere dedicación, visión y sensibilidad, sin contar el grado de responsabilidad que implica tener a su cargo; enseñarle a sus alumnos a descubrir el mundo, los primeros sonidos de las vocales, el número de dedos que tienen sus manitas, cual es su nariz, boca y pancita, porque existe la lluvia, el sol y las nubes.

Los retos que enfrentan cada día tratando de desarrollar las destrezas y habilidades de nuestros hijos, si este es inquieto o si tiene algún problema de aprendizaje, nadie es perfecto tampoco nuestros niños lo son. Educar es tarea difícil convertirse en psicóloga, enfermera y nana de niños ajenos implica tener un corazón noble y amoroso.
¿Como no darle la importancia que merecen las Educadoras? Si desde una alejada comunidad indígena, entre las carencias más grandes de infraestructura, hasta una gran ciudad capital, en una escuela rural, una pública o privada allí están ellas dándose sin pensar en recibir, más que el reconocimiento de los niños más pequeños que con sonrisas y abrazos les muestren agradecimiento, las educadoras son las grandes responsables de ayudarnos a formar a los y las jóvenes del futuro.
Educar implica; esfuerzo, disciplina, preparación, sensibilidad, responsabilidad, etcétera, pero sobre todo vocación y amor al prójimo.

¡Ciao!