Otoño que desnuda con decoro
la ausencia del mesías
en caricias delicadas,
emergiendo de un suspiro
la suavidad de su recuerdo
en un beso volátil
del silencio de la noche.
Inconmensurable sensación
habitando en el seno de la savia,
donde ecos de su métrica
idolatran la terneza de mi espalda.
Atizándome, en el murmullo apasionado
de la copla lejana de sus besos,
que desviste la santidad de mi verbo
en la idolatría sacra de sus versos.
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Reynosa Tamaulipas, México. V