Grandes inversionistas quieren hacer realidad el consumo de carne artificial

Si le dicen que el asado de la próxima década va a ser de laboratorio, no es necesariamente una broma.

Nada menos que el gigante alemán de la industria farmacéutica Merck y un consorcio de Suiza, Bell Food Group, están invirtiendo casi nueve millones de dólares en Mosa Meat, una compañía holandesa que ve el futuro con menos reses, pero más carne.

Y no son los primeros: firmas estadounidenses como Tyson Foods y Cargill Inc., además del cofundador de Google Sergey Brin, ya están invirtiendo su dinero en una nueva modalidad de producción de carne: el cultivo y desarrollo de células de ganado vacuno, porcino o de otro tipo en enormes “biorreactores” capaces de hacerlas crecer hasta niveles de aprovechamiento industrial.

Los dueños de Mosa Meat creen que en 2012 podrán empezar a vender en Europa hamburguesas de laboratorio al precio de 10 dólares cada una.

El procedimiento ya está en práctica, al menos en niveles elementales, de acuerdo con The Wall Street Journal: primero, las células escogidas tienen que ser capaces de reproducirse, lo que hace pensar que se trata solamente de células madre.

Segundo, se les alimenta con oxígeno, azúcar y minerales que en pocas semanas las hacen crecer hasta convertirse en fibra muscular, y el resultado masivo es una carne comestible.

Los defensores del proyecto creen que permitirá abastecer a una población cada vez mayor y más exigente con menos espacio dedicado a la industria.

Pero Mosa Meat, desde luego, tiene enemigos por todas partes.

Los ganaderos, por ejemplo, empiezan por decir que no se debe usar la palabra “carne” para denominar un producto de laboratorio y no de la naturaleza.

Otros recuerdan que uno de los fundadores de Mosa Meat, Mark Post, es el fisiólogo de la Universidad holandesa de Maastricht a quien le costó 330,000 dólares producir la primera hamburguesa de laboratorio en 2013. El otro es el experto en alimentos Peter Verstrate.

Sin embargo, los propietarios de Mosa Meat vaticinan que en 2021 ya van a ser capaces de producir hamburguesas al precio de 10 dólares cada una.

Todavía los reguladores del gobierno no tienen claro cómo se podría supervisar una empresa que fabrique carne en esos biorreactores.