Por Andrea Santa María
La vigésimoquinta Feria Internacional del Libro de la Habana (FILH) fue el escenario que permitió al director de la promotora cultural “De puro corazón”, Mario Treviño, construir un puente con el país del Caribe a través de la lectura de historias escritas por niños reynosenses .
Invitado directamente por la directora de la editorial Gente Nueva, Flor Nodar, acudió del 11 al 19 de febrero a realizar una serie de lecturas en el pabellón infantil de la feria, sin embargo su experiencia dio pie a que casi de inmediato su agenda se llenara de presentaciones en otros recintos que solicitaban su presencia.
Fue de esta manera que conectó lecturas en el Hospital de Niños con Hemodiálisis, en escuelas de educación básica, en la Universidad e incluso una lectura especial frente a miembros de otros países que acudieron a la FILH y solicitaron una sesión.
Pero más allá de la experiencia en cuanto a lo profesional debido a la serie de contactos que emanaron de este viaje, lo más relevante fue el enriquecimiento a nivel personal que la misma isla implicó.
“Cuba es como un espejo de ti mismo, no vas a encontrar ahí lo que no vienes buscando, lo que está en ti. Yo puedo decirte que no vi prostitución como cuenta la gente, no vi religión, vi la cultura y la fuerza que tiene la gente”.
De acuerdo a lo vivido en esos día puede asegurar que tiempo se vive ahí de manera distinta debido a que no hay “distracciones “, por lo cual se vuelve algo inevitable hacer un trabajo de introspección en el que, en sus palabras “comienzas a percibir tu realidad de manera distinta”.
Entre el caudal de anécdotas que enriquecieron su estadía el punto central siempre remite a los niños y el aprendizaje que de ellos trajo de regreso.
Así guarda tanto al infante en la sala del hospital que lo esperaba después de haber sido canalizados y en dónde el tamaulipeco era quien tenía que aguantar el llanto, como la pequeña en su pupitre haciendo planas de “Debo portarme bien” que le había indicado la maestra pero agregando “pero no quiero” como sello personal al final de cada renglón.
“Ni hablar, soy una persona muy emocional porque ¿de qué otra manera podría trabajar en lo que hago si no me tocaran las historias?”
Sin embargo, una de las más entrañables y que abrió su mente a repensar su propio país y los contrastes que guarda en su interior fue durante su visita a una de las escuelas primarias, en donde preguntó a los niños qué les gustaría conocer en México? Las respuestas de los niños le parecieron interesantes, sobre todo porque dos de ellas marcaron líneas que no suponía.
“A los parientes de Benito Juárez” respondieron algunos sin tomar mucho tiempo pues sentían curiosidad por saber qué había sido de la vida de los descendientes del ex presidente, si es que llevaban una vida activa en la vida política del país tal como lo sucedía con los Castro.
“Y otros me respondieron simplemente al Chapo” porque a partir de la circulación de información con respecto a este personaje que se ha dado en revistas, les ha despertado un genuino interés en conocer a uno de los pocos mexicanos que “ahora es muy rico pero nació pobre”.
En esa inercia acepta que se encontró allá , libre y sin miedo planteándose la pregunta “¿qué haría mi gente de Reynosa sin miedo?” Resolviendo que ” tendríamos una catarsis social donde lo podríamos vivir todo porque el miedo te paraliza”.
A pesar de ello reconoce que ese temor no es exclusivo de los mexicanos ni reynosenses ya que los habitantes de la isla comparten el sentimiento debido a su aislamiento en lo que él considera más una respuesta defensiva a lo desconocido.
“El factor miedo fue un puente entre las dos culturas para mí que éste no hace cosas por miedo, ni éste tampoco hace cosas por miedo. La diferencia es que cuando ellos juntan su miedo les salen cosas chingonas y cuando nosotros juntamos nuestros miedos nos quedamos encerrados”.
Esta cuestión de quedarse encerrado es un panorama que él prefiere abordar desde un punto positivo ya que se ha tornado una realidad diaria para muchas familias en la localidad, por lo que encuentra necesario canalizarlo de otra forma.
“Este encierro, esta violencia te hace degustar esa agonía en pos de la felicidad que cuando lo encuentras truena todo y que cuando truena ahí esta un libro en casa porque todos tenemos un libro. Como yo digo siempre: vamos a leer. Cuando te encierras a leer no hay fronteras, estás en el mundo, en el universo, estás leyendo historias y venciendo la barrera del tiempo y el espacio. Estás en un terreno infinito”.
Treviño es enfático al responder que el papel del gobierno en la tarea de fomentar la lectura sin direccionarla es casi imposible, argumentando que esa tarea sólo podrá nacer desde la creación de una política pública impulsada desde sociedad civil, que es la que tiene un genuino interés, por lo que en este próximo periodo electoral evitará “engordarles el caldo a candidatos que sólo buscan la foto”.
“Los gobiernos tienen caducidad, cuando llegue un gobierno inteligente y sensible que diga voy a institucionalizar esto y pasa por el gobierno local y por la cámara , es ley y se hace. Pero tengo 28 año en este camino y no les interesa eso, no es un bien social, son sólo compromisos de campaña”.
Incluso con ello, el promotor cultural no se desalienta y ve futuro en “este oficio que me inventé” ” porque como le enseñó el libro “Salvaje” de Juan Villoro (el cual considera cambio su vida)” voy bien, voy por el camino correcto”.
“Tu sueño guajiro es tu sueño guajiro pero cuando éste es un sueño es de todos, entonces eres una parte nada más de todo eso. Al final, los errores son de humanos por eso hay que educar al espíritu que es el que perdurará generación tras generación” finalizó.