Por Andrea Santa María
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la cual agrupa a 34 países miembros con la misión de promover políticas que permitan mejorar el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo, informó que México es el país miembro en donde se presenta la mayor tasa de natalidad en mujeres adolescentes con 77 nacimientos por cada mil mujeres de entre 15 y 19 años.
Partiendo de este punto, encontramos que el reporte “El Estado Mundial de las Madres” que realiza Save the Children y su campaña “Hasta el último Niño y Niña” en donde destacan los niveles de exclusión a los que se enfrentan las adolescentes en nuestro país particularmente en el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, arrojan que 1 de cada 5 nacimientos en nuestro país, es de una mujer adolescente menor de 20 años de edad.
De acuerdo al análisis que hace esta organización, que tiene presencia en más de 120 países y ha enfocado su labor en la lucha porque los niños “ejerzan activamente sus derechos y tengan una vida digna”, el alto índice de embarazos en adolescentes no sólo mantiene una relación importante con la falta de oportunidades de desarrollo, de educación, salud y protección que viven sino que conlleva una tendencia a replicar este círculo de pobreza al limitar su desarrollo personal y profesional sin darles oportunidad de acceder a las oportunidades adecuadas para su bienestar financiero.
Esto se ve reflejado al ver que el 33% de las mujeres de 20 a 24 años que fueron madres adolescentes se encuentran en el quintil más pobre; que el 59% de las adolescentes de 12 a 19 años de edad con antecedente de embarazo sólo cursó hasta la secundaria y que el 11.8% de las mujeres que abandonaron la educación media superior reportaron que el embarazo o tener un hijo fue la principal causa de su deserción.
Sin embargo, esta situación no se limita únicamente el desarrollo económico del país sino que representa un problema de salud pública debido al alza sostenida de 137 a 142 defunciones maternas adolescentes que se presentaron entre 2010 y 2014 y que representan el 12.71% y el 13.89% del total de muertes maternas siendo que el 70% de éstas se presentaron incluso bajo atención médica.
Esta situación responde principalmente a que, en la mayoría de los casos, debido a su corta edad, el desarrollo físico de las menores no es el adecuado para que se dé este proceso biológico por lo que presentan complicaciones durante y después del parto aumentando el riesgo de morir aunado al riesgo de que sus bebés nazcan de manera prematura y con bajo peso reduciendo también las posibilidades de los infantes.
Como muestra de ello, tan sólo en los primeros años de este sexenio (2013-2014), se registraron 392 nacimientos en niñas de 10 años.
Aunque muchos de estos embarazos responden a casos de violencia sexual, falta de información que lleva al no uso o uso incorrecto de anticonceptivos debido a la poca educación integral en sexualidad que tienen las y los adolescentes a edades tempranas, se reporta que una tercera parte de los embarazos en adolescentes son no planeados y cerca de un 40% son planeados, y se les relaciona con la nupcialidad temprana, sobre todo en mujeres que pertenecen a un estrato socio económico bajo y en un contexto en donde la maternidad es el único rol valorado de las mujeres en sus comunidades.
Save the Children, dentro de sus conclusiones presenta que la falta de información y de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, los estereotipos de género, las relaciones de poder desiguales, la discriminación y desigualdad, la violencia sexual y de género, los matrimonios infantiles y la falta de oportunidades económicas son algunos de los factores que tienen influencia en la decisión de tener hijos a temprana edad, mismos que deben enfrentarse con políticas públicas encaminadas a crear acciones de prevención y atención.
Hasta el momento, el gobierno federal, como respuesta a este fenómeno que parece ir en aumento, elaboró en conjunto con 13 dependencias del Gobierno Federal, asociaciones de la sociedad civil y académicos, la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) a fin de impulsar una política interinstitucional de largo plazo que permita reducir el número de embarazos en adolescentes en México, con la meta de que para 2030 se haya reducido el 50% la tasa de fecundidad entre las adolescentes mexicanas de 15 a 19 años y erradicar el embarazo en niñas menores de 15 años.
En Tamaulipas, de acuerdo a las cifras registradas por el INEGI en 2014 el número de nacimientos registrados en mujeres menores a 20 años equivalía al 18.5% del total en el estado, cifra que disminuyó en relación con años pasados al igual que el índice de defunciones por mortalidad materna adolescente que de 2010 en que llegaba al 19.23% en 2014 logró mantener un 10%.