El 19 de octubre es el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama; muchos andamos con banderas, playeras rosas recordando a aquellas que están en guerra contra el cáncer, aquellas que dieron guerra y terminaron venciéndolo de una manera distinta y ahora están en nuestros recuerdos; porque para mí no existen guerras perdidas, sólo se ganó paz de manera diferente.
Recuerdo mucho a mi amiga Maura, ella ya no está con nosotros en este plano terrenal, tiene más de un año que la extraño demás, ella vivió mucho tiempo el cáncer, y ganó la guerra sonriendo, me parecía increíble como esa mujer a pesar de su cansancio por las quimioterapias me decía “niña cántame” como cuando me conoció, que yo era una novata en la industria, y ella fue una de las mujeres que laboralmente me mostraron el lado bonito de la maquiladora, aprendí, y seguí aprendiendo de ella hasta el último día que la vi. Me dolió el alma, y justamente ahorita escribiendo su nombre, me salen las lágrimas, y parece que escucho “niña cántame” y aquí sigo, cantándole.
El cáncer de mama no es sólo una enfermedad que ataca a una sola mujer; sino ataca el corazón de los que estamos alrededor de ella, es más, ataca el corazón de las que no estamos cerca de ellas, porque quieran o no, como mujeres sabemos que debemos tener un chequeo para prevenir cualquier detalle con nuestro cuerpo; no deberíamos permitir que nada nos impida revisarnos, tocarnos, explorar cada parte de nuestro cuerpo, debemos eliminar cualquier barrera que nos aleje de saber, sacar los estigmas culturales y cualquier miedo ante la posibilidad de conocernos a nosotras mismas.
He escuchado a mujeres como lo era Maura que tienen la mejor actitud ante la noticia, y también he conocido otras que no lo aceptan, y es válido, se niegan, lo niegan, y lo han vivido en un terrible silencio, alejadas de la gente que aman, pero sé, que cuando enfrentamos la enfermedad directamente, nuestra actitud mejora y las posibilidades de eliminarlo crecen; no quiero hablar a la ligera, desde donde no conozco, sólo sé recomendar desde mi área de la salud mental, que ante enfermedades así, debemos buscar ayuda de tanatólogos y acompañamientos clínicos, que puedan proporcionar herramientas para sobrellevar toda esa marea de emociones que nos van a embargar; no sólo del que padece la enfermedad, sino de los que estamos alrededor, porque aunque uno sea el que lleve las quimioterapias, todos, todos enfermamos junto con él o ella.
A veces, no tenemos idea de lo que viene con ello, y por eso criticamos abiertamente a quien es empático, como fue este fin de semana con Mariana Rodriguez psicóloga organizacional, empresaria y actual funcionaria principal del estado vecino (Nuevo León) junto con su esposo, un acto de empatía que arrancó un chorro de emociones en internet, cortar su cabellera para que un niño con cáncer quisiera continuar sus quimioterapias. Mariana como figura pública, lo hizo público, y ese es su estilo de vida, porque más que una “estrategia de marketing” como lacerantemente muchos la llamaron, fue un grito de solidaridad, empatía y sororidad para muchas.
Cuando ese niño crezca, nunca olvidará lo que pasó ese día, porque vio que era más importante sanarse que su cabellera. Y estoy segura de que los que están cerca de este niño tuvieron un gran respiro. A esto se sumaron varias seguidoras de la Chavacana Mayor, aplaudo y admiro este acto totalmente de ella, y de todas aquellas que se solidarizaron con la causa, porque yo no sé si me atrevería si alguien cerca de mí vive esta situación, como especialista en salud mental, puedo reconocer que un acto de empatía como este puede generar suficiente serotonina en muchos para poder continuar luchando, no sólo aquellos que tienen cáncer sino aquellos cercanos que se sienten cansados, por miedo, por soledad, y más ahora que la pandemia nos alejó mucho de todos; porque como lo dije en una columna anterior, actualmente las redes, nos acercan a quienes están lejos.
El cáncer es complicado y aterrador. Le tiramos de todo, pero no olvidemos tirarle amor, empatía, solidaridad, un abrazo, una sonrisa, una canción, porque estos actos pueden ser la mejor arma de todas.
Te aplaudo desde el norte de Tamaulipas Mariana, pero te aplaudo como mujer y empresaria, hay cosas que no se pueden fingir y menos cuando tu imagen es pública, desprenderte de tu cabellera por empatía, te hará aprender un sinfín de cosas sobre ti misma. Diría Kelly Corrigan: “El cáncer es una hormona de crecimiento para la empatía, y la empatía nos hace útiles de manera que no éramos y no podríamos haber sido antes”.
Aquellas, aquellos que están en esta guerra no como pacientes, sino como acompañantes, quizá el cansancio los pueda abrumar y se vale, se vale mentar madres, reclamarle a Dios, al universo, a los ángeles, a quien quieran, porque sólo ustedes sienten ese reclamo, y sólo ustedes saben lo que viven; lloren, griten, pero después de eso, abracen con todo el amor a quienes están en la primera línea de guerra. Y busquen ayuda psicoterapéutica para caminar acompañados, sé que la impotencia de no tener el poder mágico de eliminar un monstruo como es el cáncer nos llena de miedo, enfrentar la vida de esa manera nos puede nublar un poquito la vista, pero les aseguro que una compañía especializada nos dejará enfrentar mejor esta guerra sin importar el final.
El empatizometro en las redes explotó este fin de semana con los chavacanos de México ¿Cómo andamos nosotros?
Por lo demás, espero que esta y cada publicación de Té de Mujer sea confortable para ti, para mí, para todas, todos, todes y nos permita ir llenándonos de empatía con aquellos que están viviendo días grises con el cáncer; no olviden la canasta básica; leche, huevos y terapia. Hoy no les mando un abrazo, hoy me abrazo al recuerdo de mis amadas Maura y Carmen, para cantarles a su memoria; igual que siempre les invito a seguirme en todas mis redes sociales, me encuentran como Amayrani Garza Gall (Facebook, Twitter, Instagram y Tik Tok) pueden escribirme a ellas, sus dudas, historias, inquietudes, y lo que opinas de cada idea loca que pasa por el alma de esta columnista para dejarlo escrito en redes, mi email tedemujer@gmail.com O si prefieres leer, puede hacerlo en https://tedemujer.blogspot.com/ y/o escucharme en Spotify en los podcasts de Té de Mujer.
Reciban de mí un abrazo lleno de tranquilidad.
P.D. sé que algunos hemos perdido a alguien, por cáncer, por enfermedades, por muchas cosas distintas, hoy les comparto la canción que me llega a mí con esta nota. Lo único que sé que hay después de la muerte, es que aquellos que quedamos, extrañamos un chingo.