Editorial 4to. Poder

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“Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios, lo que es de Dios” (Mateo 22:21)

La visita de un jefe de estado a nuestro país siempre reviste importancia y es una muestra de que las relaciones políticas, económicas e incluso sociales con la nación a la que el invitado representa son buenas y sobre todo benéficas para ambas partes.

Sin embargo, la visita que desde el pasado viernes realiza el Jefe del Estado Vaticano, Jorge Mario Bergoglio, quien también es cabeza de la Iglesia Católica, como el Papa Francisco, ha sido cuestionada por diversos sectores, porque se estima que para las actividades que llevará el prelado en nuestro país se han destinado alrededor de 300 millones de pesos, recursos que un gran porcentaje son de procedencia pública.

El primer cuestionamiento se centra en el carácter de la visita, pues se asegura que es la visita de un jefe de estado, señalándose el hecho de que para anteriores visitas del mismo tipo no se ha destinado dinero para el pago de espectaculares en distintas ciudades del país, como los que esta vez se han situado en Morelia, en la Ciudad de México, en Ciudad Juárez o en el Estado de México.

Por redes sociales ha sido severamente cuestionado el uso de recursos del erario público para dar la bienvenida al Papa mediantes espectaculares situados en lugares por los que no pasará, como es el caso del metro de la Ciudad de México.

As críticas revierten importancia, cuando se toma en cuenta que en el contexto económico actual se han hecho sustanciales recortes al presupuesto destinado a servicios sociales, por lo que no se entiende que se eroguen recursos extra para la visita del líder de los católicos.

Del recurso de índole privado, como los que destinan diversas empresas para apoyar en la logística de las misas que oficiaría el Papa Francisco, no se puede cuestionar gran cosa porque son recursos que no provienen del pago de impuestos.

Más allá de la cuestión económica, que sin duda llama la atención en un país donde tan solo la inversión necesaria para mejorar los planteles educativos suma los 300 millones de pesos que se destinarán en la visita del Jefe del Estado Vaticano, se debe valorar la tradición política mexicana y el carácter laico de sus gobiernos, tradición marcada por la ley desde las Leyes de Reforma impulsada por Benito Juárez.

Nuestra Ley es tajante respecto a las actividades que pueden o no desarrollar los extranjeros en nuestro país, así como también el hecho de la separación de los actos de carácter oficial de las autoridades de gobierno con los actos religiosos.

Cumpliéndose la Ley, dando cabida a las expresiones religiosas en su justo contexto se estará verificando lo que el protocolo para la visita de Jefes de Estado marca, así como también lo que las instituciones mexicanas deben hacer valer. No se niega el derecho de los mexicanos, incluidos los políticos tienen a profesar una fe, lo importante aquí es separar ambas funciones primero para hacer valer el estado de derecho y segundo para dar trato igualitario al resto de los jefes de estado y líderes religiosos que acudan a nuestro país y profesen una fe distinta a la católica.