Agencias


Día Internacional del Chocolate fue instaurado en 1995, una iniciativa francesa en honor al escritor británico Roald Dahl, autor de la célebre obra “Charlie y la fábrica de chocolate”.

Dahl nació un 13 de septiembre de 1916 en Gales, Reino Unido. Además, en esta fecha nació Milton Hershey (1857), fundador de The Hershey Chocolate Company.

Es beneficioso para el corazón

El consumo moderado de chocolate se asoció con un riesgo significativamente menor de sufrir fibrilación auricular (FA), la arritmia más frecuente y riesgosa, según un amplio estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud de Harvard (HSPH), que suma evidencia sobre los efectos protectores del cacao para el corazón.

Mejora el rendimiento deportivo

Según una investigación de la Universidad de Kingston en Londres, en el Reino Unido, consumir chocolate negro podría servir para mejorar el rendimiento físico en pruebas deportivas. Los investigadores probaron que comer 40 gramos logra que el cuerpo consuma menos oxígeno y recorra más distancia.

No existe el chocolate blanco

No es verdadero porque, si bien es un derivado del cacao, es un dulce formado por leche, azúcar y manteca de cacao. Esta última es una grasa de origen vegetal y no contiene entre sus componentes ni pasta, ni licor, ni sólidos del cacao.

Alivia los dolores menstruales

Fue elaborado especialmente por una fábrica artesanal suiza y cuenta con algunos ingredientes especiales. La fórmula lleva el nombre “Frauenmond”, cuya traducción es Luna de Mujer, y sus creadores explican que la fórmula contiene un 60 por ciento de cacao puro y hierbas suizas.

 

 

El cerebro se ve más seducido por el chocolate que por una imagen erótica

De acuerdo a un informe de un Instituto de Neurociencias, ver y comer chocolate genera la respuesta emocional más intensa, más en los hombres (69%) que en las mujeres (62%), y superior a otros estímulos visuales positivos como imágenes de sexo, viajes o deporte.

 

Se salvó del Titanic gracias al chocolate

Milton Hershey fue el magnate que creó la compañía homónima. En 1912, el empresario tenía todo listo para embarcarse en el Titanic, pero minutos antes de zarpar, decidió quedarse para solucionar problemas con la compañía y postergar su viaje, salvándose de lo que hubiese sido una muerte segura.