Entramos al último mes del 2020 y parece que el Covid será la realidad no querida; sin embargo, nos trajo mucha enseñanza a muchos de nosotros y nosotras, enseñanzas que, sin lugar a duda, debieron cambiar nuestra manera de actuar y ver la vida.
Comencemos con la idea de que el planeta se restructuró por sí mismo, esto se debe a que las personas no pudieron viajar tanto y no pudieron contaminar como lo hacen cuando viajan, el planeta volvió a restructurarse en algunas áreas de la naturaleza, como: Flora y fauna y aire.
Luego, nos dimos cuenta de que, el 2020 trajo más divorcios porque las parejas: 1) No se conocen lo suficiente, y se dieron cuenta porque tuvieron que convivir más de lo común; 2) No se soportan, pero vivián en una burbuja rosa; 3) El tiempo que pasaban juntos era suficiente, pero ahora con más tiempo, hay más intoxicaciones de pareja.
También vimos que muchos de los padres y madres no quieren a sus hijos, aunque digan que sí, no les interesa atenderlos, ayudarlos y sobre todo entenderlos. Los niños son los “no queridos” en Covid, no pueden entrar a ningún lugar, se les tiene prohibido, como si tuvieran alguna enfermedad contagiosa, sí se dice que “es por su bien”, pero descubrimos que es más bien por el mundo patriarcal y adultocéntrico.
Que la educación está muy mal, que los maestros hacen mucho trabajo y les pagan una miseria (por lo que, posiblemente, muchos hagan el trabajo tan mal como lo hacen). Que la educación formal no sirve, menos la de internet. Que la educación grita silenciosamente ¡ayuda!
En uno de mis Podcast digo “la realidad siempre superará a la ficción”; y es que la ficción ayuda y adormece, pero la realidad nos da una cachetada con todas sus fuerzas y nos tumba al suelo, y nos patea ahí, porque la realidad quiere que seas fuerte, como la vida lo quiere, pero nos gusta ser débiles y enseñarnos en un mundo que no existe, y que no vemos o no queremos ver porque duele.
El Covid existe, aunque no me guste, aunque no lo quiera, existe ahí afuera y será parte de la historia del mundo, una pandemia que mató a miles o posiblemente millones de personas, una pandemia que nos hizo ver otra “normalidad”, una normalidad muy fea, pues entendimos que no nos damos tiempo ni para conocernos y que muchos y muchas no les gusta quiénes son.
Covid-19, una realidad no querida, es verdad, tristemente no podemos convivir con la situación, aunque ésta nos aplaste. No sabremos si fue una conspiración; si China ganó la tercera guerra mundial con un virus; si la idea era matar a los más pobres; o si es algo planeado por las potencias mundiales, lo que sí sabemos es que muchas y muchos han perdido a familia, que el dolor es agobiante, que los hospitales del mundo colapsaron, que la salud no es tema prioritario para los gobiernos, que posiblemente estamos solos contra los poderosos, que la violencia se ha vuelto cada vez más fuerte, que necesitamos humanizarnos.
He visto tanta gente devastada en mi consultorio por la situación Covid, desde ansiosos, deprimidos y hasta tanatológicos por pérdida de un familiar; gente que no sabe qué hacer, pero llora y su dolor no es bien visto, porque para muchos “exageran”, pero esos “muchos”, no viven los infiernos que ellos hoy día están viviendo, porque el Covid-19 es una realidad no querida.
Comienzan las fiestas decembrinas, y con ellas, el jolgorio, espero que sean bienvenidas y bien usadas, porque es notable que hoy día necesitamos el cubrebocas, la sana distancia y la ayuda del pueblo.
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Por lo demás camina conmigo, te aseguro que veremos la realidad tal como es, aprenderemos a convivir con el Covid, y quien sabe, aprendamos lo bueno que nos trajo. Hasta la próxima.
