Nos han abandonado

Por Clara García Sáenz

Recorro las calles de mí querida Ciudad Victoria, parques, bulevares y plazas, todo es un inmenso matorral, montones de basura, baches, calles destrozadas. En el recuerdo queda la dulce imagen de aquella ciudad impecable que recorría cuando era estudiante universitaria.

Dicen que no hay dinero en las arcas municipales, que los materiales que se utilizaron para asfaltar calles durante los últimos años eran de mala calidad, en fin la ciudad se está cayendo y los administradores en su depresión después de la derrota estatal simplemente no quieren hacerse responsables de nada.

Hace días leí en un periódico esta afirmación “El paisaje de la ciudad es como es, una ventana que refleja la tristeza de los árboles caídos y deja en vilo a los que aún se sostienen y se alimentan del rocío. Y hay seres que adornan las imágenes para hacer ver que la vida, a pesar de todo, continúa su marcha en plena lucha contras las adversidades de la urbe”.

Inútiles se han vuelto las autoridades, ya no solo ante la inseguridad sino también ante las necesidades más urgentes que hacen que una ciudad funcione, me refiero a los servicios públicos que perdieron su eficiencia y ni siquiera pueden cortar el matorral que crece sin control.

Así pues, el paisaje de nuestra ciudad viene desde hace muchos meses reflejando tristeza y no se hace nada para que nos podamos sentir más alegres al ver la limpieza y el verde que han dejado las lluvias.

Todo está en el abandono, tal vez nosotros mismo nos sentimos así, como se ve la ciudad, somos su reflejo o tal vez ella es nuestro reflejo; pero en esa simbiosis la vida trascurre sin que al parecer esto pueda mejorar en corto plazo.

El paisaje se altera en forma paulatina, sin cambios bruscos, casi en forma imperceptible, se vuelve feo y este cambio a la fealdad, al descuido es ya normal y cotidiano porque poco a poco nos vamos llenando de basura y chatarra.

Los puestos callejeros han proliferado por toda la ciudad, obstruyen calles y banquetas, insalubres y precarios, el municipio ha consentido en los últimos años su crecimiento, algunos dicen que por prebendas partidistas.

Se afirma que lo que nos separa del primer mundo es la pobreza; pero ante la belleza natural de los países tropicales como el nuestro, no es la suciedad, el descuido y la corrupción la que nos han carcomido para asumir una condición de miseria que nos hace sentirnos desahuciados, sin serlo.

Cuando conocí los hermosos jardines de la ciudad de Viena le pregunté a nuestro guía que como le hacían para mantenerlos tan verdes y floreados si el invierno es muy crudo, sonriendo me dijo, “hay un programa especial de jardines que cada año se da a la tarea de plantar en primavera y mantenerlos en verano, en invierno se ponen letreros que dicen Cuidado, no pise, flores durmiendo”.

En Inglaterra y Alemania en los últimos años pequeñas localidades han adoptado un programa más eficiente, en lugar de que los ayuntamientos gasten cada año en plantas de ornato para jardines se han impulsado los huertos públicos, de tal forma que en cada camellón, cada parque, cada plaza en lugar de plantas de ornato, las autoridades en colaboración con los ciudadanos cultivan los huertos para consumo de quien lo necesite.

En Ciudad Victoria hace mucho tiempo que no se respeta el plano regulador de la ciudad, su alteración constante nos ha dado un crecimiento urbano desordenado, una ciudad cada vez más contaminada, con un tráfico caótico donde diariamente hay accidentes viales, mueren motociclistas o peatones embestidos por autos fantasmas.

Las autoridades municipales nos abandonaron a nuestra suerte y la excusa es que no hay dinero, pero en cuántas ocasiones se necesita más vocación de servicio, eficiencia laboral y responsabilidad política, que presupuestos exagerados donde la mitad va a los bolsillos y la otra se pierde en obras de mala calidad.

Un bonito paisaje puede ayudar a resolver muchos problemas emocionales, un paisaje alegre puede trasformar vidas, un paisaje limpio puede mejorar nuestra percepción del mundo; es posible aun lograrlo en esta ciudad cálida y verde.

Email:claragsaenz@gmail.com