Columna de Puro Corazón

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Feliz Día del actor

Por Mario Treviño

Ser actor es dedicarse a una profesión tan noble que permite el contacto con la creación, con dar vida a una obra escrita en papel, es trasladar literatura del género dramaturgia a otro público llevándola a la escena. Eso hace el actor, traslada, transporta unas líneas con todo su ser ante una audiencia.

El personaje tomará del actor no solo su cuerpo para transitar en la escena pues lo toma de vehículo, posee sus pensamientos, sus movimientos y sus propósitos son los del personaje, han dejado de dominar los pensamientos del actor, ahora su cuerpo está al servicio de la historia, se ha metido en un trance a pedido y debe realizar la misma faena tan brillante como el primer día.

Un actor se tiene que enamorar de su personaje todas las veces que lo interpreta y no puede hacer menos que contribuir a que la obra en la trabaja como actor, llegue sana y salva con buen entendimiento de todas sus palabras en un montaje donde forma parte de un gran equipo, pero se usa desde hace muchos años brindar un aplauso a los actores, gajes del oficio, pero ahí hay raza que se chifla bien recio, la verdad se miran bien mal, Dios los perdone, no como son actores que los castigue pa que vivan en un drama. Ya en serio, es una profesión muy antigua aunque algunos la confundan con la más antigua y formen parte de la disfunción narcotizaste de los medios masivos de comunicación donde prescinden de los servicios de actores, salvo honrosísimas excepciones. Tener las cualidades necesarias para dedicarte a la escena ya no es suficiente.

El Actor lleva las caras de los personajes y pocos conocen la suya, reconocen muchas veces a aquel personaje y es parte de su trabajo. Un buen actor mantiene un equilibrio entre la cantidad de atención que puede recibir de una audiencia a la capacidad de retribuir a ese misma sociedad con el papel que ahora si el mismo crea para transmitir las líneas que quiere decir mediante sus fundaciones y asociaciones, ahora sí, eso es lo que hace un buen actor que es humanista que trabaja con el cuerpo y para disfrute de los demás cuerpos con las ficciones que interpreta, un actor sabe darse con los que le dan porque ese es el mejor papel de su vida.

Felicidades a los actores sociales, a los que crean espacios, a los que hacen talleres, a los maestros que brindan herramientas, a los que mantienen con vida la escena: a los públicos, a la gente que está por nacer y le tocará conocer la obra de “estos tiempos” el día que alguien tenga el valor suficiente de escribirla, a todos los que se preparan para actuar y los que tiene el valor de hacerlo así como así, a los que se creen mucho y a los que no valen mucho a todos pues es fiesta y todos están invitados, a todos ellos y a todas ellas gracias por su trabajo. Gracias por enseñarme esta profesión Maestro Refugio Hernández Ledezma siempre te voy a querer mucho pinche Cuco.

En esta profesión se navega en los límites de la realidad la admiración llega a ser como el perfume más caro, debemos recordar que solo hay que olerlos, paladearlos, pero no, todos se tragan los elogios. Tiene tanta hambre el ego que en ocasiones extravías el rumbo y el camino es espantoso, pero cuando aprendes que transportas ideas humanas, cuando comprendes a que te dedicas, a compartir historias, llegas realmente a ser un actor, colegas: Felicidades.