Por Pbro. Marco Antonio Meza-Flores

Hay tiempo para todo, pero a veces, no nos damos el tiempo para nada, ¿por qué? Simple, buscamos tener todo creyendo que llegará, así, sin esfuerzo, y es tanta la ansiedad que nos provocamos que olvidamos lo más simple… ¡Vivir!

¿Recuerdas cuando eras pequeño? Sí, un niño, de unos 6 u 8 años, todo era diversión y buen juego, pero al crecer nos olvidamos de eso porque tenemos que trabajar, pues debemos tener lo que queremos a través del trabajo, y nada, pero nada, nos regalarán, entonces matamos, sí, cómo se lee, matamos al niño interno, pues éste, sólo quiere divertirse, jugar, creer y crear, y dejamos que muera lentamente, es más fácil ser adulto que niño. ¡pero cuidado! El que seamos adultos no quiere decir que dejemos de ser niños, una cosa es ser maduro, y otra muy diferente es ser amargado.

Al pasar el tiempo nos olvidamos de aquellos juegos que nos causaban placer, y muchos (no todos), nos enfrascamos en el trabajo, el problema es que, como muchos, no les gusta lo que hacen, sólo lo hacen porque ¡no hay nada mejor que hacer! O lo que es peor “¡debo vivir de algo!” Y se van “amargando”, es decir, se van haciendo hoscos, viejos y retorcidamente amargados, no hay nada bueno en la vida y prefieren intentar vivirla a arriesgarse a hacerlo.

Olvidamos lo importante de la vida, ¡VIVIRLA! Y vamos por el planeta con caras funestas y llenas de tristeza, aunque nos ponemos a veces las máscaras y sonreímos, pero olvidamos que la felicidad es un estado mental, que sí, contiene alegrías, pero también tristezas y dolores de cabeza, porque la felicidad no es simplemente sonreír y ya, sino creer y crear y seguir creyendo.

Hay tiempo para todo, y es tiempo que comencemos a crecer, a un mes de terminar el año pregúntate ¿hiciste lo que querías? ¿Realmente disfrutaste de lo que querías hacer, o de lo que haces? ¿Qué tal tus propósitos del año 2016, los cumpliste? Espero que sí, sea la respuesta a todo.

Ahora, no te alteres si no lo hiciste, te queda un mes para comenzar, y te queda una vida para caminar y realizar lo que te quieras, aprende, date, enamórate de la vida, y sé, sí como lo lees sé, no como otros quieren que seas, si no como a ti se te dé la gana, total, ¿qué es lo más malo que pueda pasar? Aprende a hacerte responsable de lo que haces, eso es madurar, sin embargo, juega, diviértete, súbete a un árbol, come un helado, dibuja, pinta, y si es posible, juega otra vez al avioncito, la vida es un deleite, ¡deléitate!

Recuerda, “hay un tiempo para todo” y hoy es tiempo de que comiences a vivir. Un abrazo y caminemos juntos, ¡te parece!

Pbro. Marco Antonio Meza-Flores