Por Pbro. Marco Antonio Meza-Flore
Teólogo y psicólogo clínico
Este escrito lo dividiré en tres secciones, hablaremos de ¿cómo “pelear limpio” dentro de una relación de pareja? Quiero aclarar que este escrito lo pueden encontrar en mi libro “Diálogos de pareja” que pueden encontrar en Canah “un lugar de esperanza”.
Muchas de las parejas no saben qué es pelear limpio dentro de una discusión, es decir, cómo discutir, qué se vale y qué no, y, sobre todo, cómo resolver las problemáticas de la pareja sin llegar a agredir al otro/a.
En primer lugar, debemos aprender a expresarnos de la mejor manera, es decir, no debemos dar por sentado que la pareja debe adivinar mis pensamientos. Uno de los grandes problemas es ese precisamente. Escucho mucho en el consultorio ¡él debe saber lo que tengo!, o ¡ella debe ya conocer qué me molesta! Siempre pregunto ¿Ya le has dicho qué te molesta? casi siempre es la misma respuesta; ¡NO!
Después, debemos enseñarlos a decir “la conducta específica” y no generalizarla hacia el ser completo, no es lo mismo decir:
“Me enoje porque no compraste las cosas en el súper y habías quedado en ir tú a comprarlas”.
A
“Eres un(a) niño(a), no te comprometes, te vale todo, nunca quieres ayudar y después te quejas por la falta de comida.
Muchas veces las emociones nos ganan, y éstas, nos hacen decir cosas que en realidad no creemos, por eso aconsejo “mide tus palabras”. Piensa antes de hablar y entonces resuelve, sino puedes hacer esto, entonces salte a caminar, ventílate, piensa, acomoda un poco tus pensamientos y no dejes a la ira mandar, porque puedes hacerte y hacer mucho daño.
Debemos analizar que en una pareja nadie tiene el poder, sino que ambos son iguales, la idea absurda de “yo soy el varón, por tanto la cabeza” (usado por muchos varones cristianos), es eso, un absurdo, en la pareja, la cabeza son ambos, debemos saber que el texto bíblico usado en esa referencia, habla de familia y no de pareja.
Quiero dejar claro, en la pareja debe haber acuerdos y se debe soltar el poder, aprender a ceder y a dar, no esperes a ver cómo lo hace el otro, comienza tú, y el otro cederá, cediendo ganas más, que siendo terco. Además, debes aprender algo importante: Jamás alimentes un pleito.
Hablemos pues de una pelea limpia.
1.- Específica (define) el asunto: Es importante definir “qué me ha hecho enojar”, y debe centrarse en ese asunto y no en otro. A veces usamos pretextos para hilar asuntos antiguos y no resueltos, eso no es justo, especifica, pon fin o límites (eso es definir).
En caso de ser varios asuntos es importante se programen en otro momento, para tratar cada uno con su debido respeto y no mezclarlos. Si se hacen todos a la vez, regularmente no se resuelve ninguno y salen otra vez peleados y se lastiman, porque nadie querrá soltar el poder.
2.- Elijan un momento adecuado: Ambos deben estar de acuerdo en discutir el tema; ambos deben estar de acuerdo en resolverlo. No deben comenzar una pelea cuando los niños deben ir a la escuela, o cuando uno de los dos preparará la comida, o cuando tienes que irte a trabajar, olvida eso, pon tiempos, momentos. Esto te dará tiempo para pensar con la cabeza y no con el estómago.
Sigamos caminado, la siguiente semana veremos las siguientes recomendaciones de una pelea limpia. Un abrazo.