Una nueva resurrección
Marco Antonio Meza Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Pocas veces hablo en esta columna sobre algo religioso, pero creo que hoy amerita que se hable de esto.
Jesús, el Cristo resucitó, en su gran mayoría en México, la gente es cristiana (o eso presume), los cristianos son aquellos que profesan a Cristo, desde católicos, protestantes (iglesias del siglo XVI), evangélicos y nuevos “cristianos” (como le dicen a las iglesias pentecostales), así como otro grupo grande de “creyentes”.
Jesús, el niño de Belén, ese hombre que se convirtió en un ícono de la sociedad occidental, muere por los romanos, y resucita por la humanidad, ¡qué lindo! Pero qué es pues la resurrección de este ser histórico que después de más de dos mil años sigue causando mucho fulgor, disonancia y otras cosas en la humanidad.
La resurrección, extrañamente, es algo que no se le da mucho sentido, pero en el ver o en las cosas cristianas, ésta, es la mejor forma de expresión de Dios o Diosa, es esta la que importa, y no la crucifixión, porque si somos honestos, a Jesús lo matan por ser irreverente, por ser revolucionario, por no quedarse callado, por ser diferente, por decir “¡basta!”, sin embargo, pocos lo notan, y pocos lo entienden.
En el texto griego hay una palabra que siempre me ha gustado metanoia que quiere decir “cambio de rumbo”, más que “arrepentirse”, es, dejar de hacer lo que hacíamos, para comenzar a hacer algo que realmente me haga crecer como ser humano, que me haga ser y, sobre todo, que cambie mi forma de ver el mundo.
Creo que de eso se trata la resurrección de nosotros, de cambiar la forma de pensar tan narcisista que tenemos, porque no es malo ser egoísta, cuando lo somos, pensamos en los demás, aunque no lo crean, pensamos en que los demás pueden afectar nuestro entorno y entonces pues ayudamos, bendecimos y hasta orientamos a las demás personas; pero cuando somos narcisistas, ¡qué vamos a ayudar! Sólo pensamos en nuestro beneficio, en nuestra conveniencia, en primero yo, después yo y al último yo y los demás que me veneren, me idolatren, sea su dios.
De eso se trata la metanoia, de ser mejores ciudadanos, de creer que puede hacerse un mundo mejor, y no sólo de creerlo, sino de construirlo; ¡qué fácil es pedir aquello que no damos! ¡Qué sencillo es gritar lo que nosotros no queremos hacer! Pero resulta tan complicado ser mejores seres humanos ¿por qué? Simple, queremos todo, peladito y en la boca, aunque no lo merezcamos, porque podemos creer que simplemente por ser ciudadanos nos merecemos todos, pero se nos olvida, que construimos con el pueblo, y que es gracias a esa construcción que podemos vivir en un mundo mejor.
En esta resurrección, que no sólo sea el Cristo el que vuelve a la vida, sino que nosotros podamos crear vida en lo que hacemos, en lo que damos, en lo que construimos, porque vale la pena un México mejor, una Tamaulipas de lujo y un Reynosa de mega lujo, pero sólo juntos podemos hacerlo.
Por lo demás, camina conmigo, te aseguro que será un camino lleno de cambios, llenos de cosas ricas, pero, sobre todo, lleno de amor y fraternidad… tal como la resurrección del Cristo.





