Las fronteras son mentales
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y psicoterapeuta
En esta semana se vio fuertemente la situación que vivimos en la frontera sur del país, en donde una caravana de hondureños, rompe la barrera de “la frontera”, para ir en rumbo a los Estados Unidos de América (EUA), y alguna parte de la población mexicana se ofende por eso.
He leído comentarios desde “que se vayan los intrusos”, hasta “que los maten por pisar nuestra patria”, pero ¿qué no es eso lo que nos molesta de las personas de EUA? Acaso ¿no es lo que criticamos de nuestro país vecino? La intolerancia a nuestros congéneres, a nuestros compatriotas, entonces ¿por qué hacemos lo mismo?
La realidad es que somos unos borregos amaestrados, que no sabemos pensar por nosotros mismos, y si alguien grita “crucifíquenle”, le hacemos segunda, no sabemos por qué, pero somos del montón… o algunos.
La caravana de inmigrantes sale y va tomando poder dentro del país, algunos dicen que no podemos ayudar a otros si no podemos ayudar a los de casa, pero no puedo dejar a un lado mi pastorado, en Sodoma y Gomorra el castigo que se dio fue por no ayudar al extranjero, por intentar maltratarlo, no por su “perversión”, o su homosexualidad (como alguno dicen y lo hacen por no leer, sino por seguir el viento).
Según las cosas que la prensa dice, los hondureños salen de su país rumbo a EUA por la pobreza y el exceso de violencia que existe dentro del mismo, pues según los Maras están más violentos que antes, la pobreza es del 80% y la corrupción política es cada vez más alarmante… y podríamos decir ¡a mí qué!
La respuesta es a mí todo, porque no puede ser que la población que hace o intenta hacer las cosas de manera legal sea la que sigue pisoteada por el que se supone nos debería cuidar “el gobierno”, pero ni le interesa ni se mete, mientras ellos puedan llenar sus bolsillos de dinero, lo que pase en el pueblo es problema del pueblo ¿les suena? Lo mismo pasa en nuestro país, y, es más en nuestra ciudad, donde la corrupción, los excesos del gobierno y la falta de cuidado de la ciudadanía se ve a flor de piel, así que es necesario avanzar.
Las fronteras son mentales en realidad, nos enseñan a ser patriotas, pero no a amar al ser humano por ser eso… humano. Las fronteras están en la cabeza, a poco no han pasado por otra frontera, a veces en avión nos dicen “acabamos de pasar la frontera México-Estados Unidos, o México-Guatemala, pero si uno se asoma no verá nada que nos haga frontera, no existe nada, más que la condición mental que nos meten y lo peor, es que nos la creemos.
Sé que posiblemente muchos estén en desacuerdo, y es genial, pero los invito a pensar, a ver, a analizar, si en verdad las fronteras no están en mi cabeza nada más, y creemos que el otro no puede pisar “nuestra tierra”, es tiempo de creer y de crear nuevas visiones, nuevos paradigmas, nuevas formas de ver, total, somos humanos de un planeta.
Por lo demás, camina conmigo, te aseguro que las fronteras mentales desaparecerán y veremos un mundo en donde todas y todos quepamos.